sábado, 19 de enero de 2013

Paseos por Madrid: Calle Mayor

Vista de la calle Mayor de Madrid

La calle Mayor fue la vía más importante en el Madrid de los Austrias. Hoy sigue teniendo gran importancia por la cantidad de turistas y “los del foro” que la recorren. Comienza en la Puerta del Sol y no acaba en la calle Bailén, sigue siendo calle Mayor, el tramo frente a la cripta de la Almudena hasta la Cuesta de la Vega.
Esta calle ha sufrido dos atentados frustrados y dos mortales.
Uno con poco eco, se realizó el 25 de octubre de 1878, Alfonso XII, ya viudo, volvía de asistir a un Tedeum en la Basílica de Atocha. Pasaba a caballo, frente al número 93 de la calle Mayor, cuando un sujeto de mala catadura disparó contra él por dos veces, pero sin acertarle. Fue condenado a garrote vil.
El otro ocurrió el 13 de mayo de 1906. Se celebraba la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battemberg. Regresaba la pareja de contraer matrimonio en la iglesia de San Jerónimo el Real, y cuando la carroza escoltada por plumas, corazas y sables pasaba ante el número 84 de la calle Mayor, desde una casa amarilla, el anarquista Mateo del Morral lanzó una bomba escondida en un ramo de flores. Un cable desvió el artefacto de su destino. Murieron veintitrés personas y un centenar de heridos. Los monarcas salieron ilesos. Morral consiguió escapar pero cerca de Torrejón de Ardoz fue detenido por Fructuoso Vega, al verse perdido, mató de un tiro al guardia y se suicidó a continuación. Enfrente un monumento da cuenta de este hecho. 
Ahora los mortales. Al final de la calle Mayor está el palacio del duque de Uceda, uno de los más bellos de Madrid. La noche del 31 de mayo de 1578, cinco espadachines asesinaron a Juan de Escobedo. Los familiares de la víctima acusaron públicamente a Antonio Pérez como instigador principal del asesinato. El rey dudaba porque Antonio Pérez era entonces su hombre de confianza pero en la investigación salió a relucir los amores clandestinos que mantenía Antonio Pérez con Ana de Mendoza, princesa-viuda de Éboli. En los mentideros de la Villa y Corte se rumoreaban que también brindaba sus amores al Rey Felipe II. Primero se encerró a Pérez en la actual casa del Cordón y después en la casa de Cisneros, desde allí escapó disfrazado con el traje de su propia mujer. También la princesa fue castigada. La encerraron en la torre de Pinto.
El otro tuvo lugar en la acera de los pares de la calle Mayor, en el suntuoso palacio de Oñate. Fue la noche del 21 de agosto de 1622. Reinaba Felipe IV y el segundo conde de Villamediana, fácil poeta, aficionado a los juegos de envite, despreocupado y galán de altas y bajas camas, que decía estar enamorado de la reina Isabel de Borbón. Regresaba a su casa el conde acompañado del marqués de Carpio y al bajarse del coche, desde el portal llamado de los Pellejeros salió un embozado, que lanzó una estocada certera sobre Villamediana. El atacado aún tuvo valor para desnudar su espada pero se desangró. El crimen quedó impune. En aquel entonces se dijo: “el impulso fue soberano”. El palacio de Oñate daba vuelta a una tenebrosa calle llamada “El callejón de la Duda”.  
Fuera de lo macabro. 
Calle Mayor de Madrid
Hay una casa, la número 75, donde vivió y murió Calderón de la Barca. Resulta ser una de las casas más estrechas de Madrid. Está junto a la que fue la Farmacia que servía a la Reina. La escenografía en el teatro y la música, adquirieron con Calderón de la Barca, plena relevancia.
Un poco antes, en la casa número 50, nació Félix Lope de Vega y Carpio, máximo exponente junto con Calderón de la Barca y Tirso de Molina del teatro barroco español. Fue llamado por Cervantes “Fénix de los Ingenios” y “Monstruo de la Naturaleza” por su fecundidad literaria. Amigo de Quevedo, enemistado con Góngora y rival de Cervantes, su vida fue tan extrema como su obra.
Yendo por esta calle hay que mirar a derecha e izquierda, hacia arriba, hacia abajo, no pase de largo ante la arquitectura de sus edificios. Sus variadas tiendas sirven de recreo para la vista y el paladar. Algún que otro bolsillo cierra los ojos. Feliz paseo.




Fuentes:

. Azorín, F.: Leyendas y anécdotas del viejo Madrid. Editorial El Avapiés, S.A.
. Martín Fernández, Carmen: Madrileña de pura cepa.

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