martes, 5 de febrero de 2013

Ramón L. Fernández y Suárez: Relato de un aventurero




Con medio vaso de morapio en una mano y un  trozo de pan candeal ya revenido en el estómago,  así decía nuestro “héroe”:

-Son las seis de la tarde y me hallo perdido en un paso de montaña pirenaico.

Anoche, en la posada donde pernocté, el parte meteorológico mencionó la posibilidad de un fenómeno ciclogenético explosivo. Vaya tontería para anunciar una tormenta. No quise hacer caso y esta mañana proseguí mi rumbo. Parece como si una fuerza superior me trajo aquí; a esta casa que, al parecer abandonada, se cruzó inesperadamente en mi camino en medio del viento y la nevada. Nunca sabemos adónde nos dirigen nuestros pasos. A veces la vida es como una nevada, enfría los huesos y petrifica el alma. ¿Que por qué te cuento esto?  Pues mira, cuando descubrí  esa blanca pared contra la que casi me destrozo el pie y descubrí la blanca luz en la ventana, creí alucinar cuando escuché la música de tu guitarra y pensé: “¿estaré muerto y habré llegado al cielo?”

Y ahora aquí, mi viejo amigo, vivo como estoy junto a tu fuego, sé que para creer en los milagros no necesitamos ir al cielo.



© Ramón L. Fernández y Suárez



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Relato de un aventurero por Ramón L. Fernández y Suárez

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