viernes, 7 de febrero de 2014

Una ciudad maya: Palenque

Templo de las Inscripciones
Palenque

La exuberancia de la vegetación tropical da a Palenque un sello particular; ella fue quien mantuvo durante siglos el anonimato de este enclave maya.

Los edificios distribuidos alrededor de plazas y por lo regular asentados sobre basamentos escalonados y plataformas, se pueden hoy admirar, libres ya de su prisión vegetal; aunque de momento, solo un diez por ciento de la superficie total, que alcanzó la ciudad, ha salido a la luz.

Parque Nacional desde 1981, fue declarado seis años más tarde Patrimonio de la Humanidad.

El año 292 de la era cristiana marca el inicio de la época dorada de la civilización maya, el llamado período clásico, que se prolongaría hasta el siglo X. Se trata de la fecha en que fue tallada en Tikal la primera estela conocida.

El mundo maya fue un mosaico de ciudades-estado que ejercían su dominio sobre territorios más o menos extensos. Una de estas ciudades fue Palenque.

Situada en el valle del bajo Usumacinta, en el estado mexicano de Chiapas, fue fundada entre los siglos III y V, conociendo su apogeo durante el Clásico Tardío, entre los años 500 y 700. A finales del siglo X fue abandonada, como la mayor parte de los centros ceremoniales del bajo Yucatán, por razones que aún se desconocen.

La primera visita de un europeo a Palenque fue la de fray Pedro Lorenzo de la Nada en 1567. En aquel entonces la región era conocida como Otolum, por el pueblo Chol, que significa Tierra de Casas Fuertes, con lo cual, el fraile la llamó Palenc que en catalán quiere decir “fortificación”.

En la Gran Plaza está El Palacio y El Templo de las Inscripciones.
Torre del Palacio
Palenque

La existencia de una torre que corona el Palacio, caso único en todo el arte maya y el sepulcro encontrado bajo la pirámide del Templo de las Inscripciones, son los rasgos más sobresalientes de este conjunto. Se le llama Palacio al edificio de mayor tamaño y probablemente el más importante de la ciudad. Construido a lo largo de varias épocas, sobre una inmensa plataforma en forma de pirámide truncada y organizado en torno de cuatro patios. Tiene planta cuadrada y tres pisos abovedados, unidos por dos tramos rectos de escalera. Las habitaciones del Palacio, distribuidas alrededor de patios interiores, el edificio conocido como La Torre; las jambas y frisos decorados con figuras estucadas; las escalinatas con jeroglíficos, las tumbas, etc., son otros tantos aspectos que contribuyen al encanto de esta zona arqueológica.

Frente al Palacio una pirámide de nueve pisos, el Templo de las Inscripciones. En 1949, Alberto Ruz Lhuillier comenzó a excavar este Templo y descubrió en su interior la tumba de Pacal (Escudo del Sol), el más importante señor de la villa que reinó desde el 615 hasta 683. Es un sarcófago de piedra y una gran lápida bellamente trabajada. A él y a su sucesor Chan-Bahlum (Serpiente Jaguar), que reinaron en el siglo VII de nuestra era, se deben la mayor parte de los monumentos que hoy podemos admirar.  
Losa esculpida
Forma parte del grupo escultórico
"Los nueve dioses de la noche"
Chan Bahlum



Máscara en jade de Pacal
Museo de Antropología e Historia
México, D.F.


Al otro lado del Arroyo Otolum, que atraviesa la ciudad, se encuentran los templos de La Cruz, del Sol y de la Cruz Enramada; en torno a una pequeña plaza rectangular, cada templo consta de un vestíbulo y una habitación interior decorada con estucos.
Templo del Sol
Palenque


Templo del Conde
Palenque


Hacia el norte pueden verse los templos de El Conde, del Bello Relieve y otros.



También debemos admirar el Acueducto y los puentes sobre el río Otolum, ya que éstos nos hablan de las labores hidráulicas realizadas por los Palencanos.
Acueducto
Palenque


El estilo arquitectónico de Palenque se caracteriza por sus templos semejantes a chozas mayas, asentados sobre basamentos escalonados, con dos crujías y alta crestería sobre la parte media del techo; destacándose las bellas lápidas en bajorrelieve, adosadas a la pared posterior de los santuarios.

En el Museo local se exhiben estucos, lápidas en bajorrelieve y otras manifestaciones artísticas de este grupo maya que floreció durante el horizonte clásico.

El proceso de desciframiento de los jeroglíficos mayas permite leer en ellos nombres y fechas, por lo que cabe esperar que dentro de unos años puedan contarnos la historia íntegra del pueblo de los mil enigmas.



Fuentes:
Piña Chan, Román: Ciudades Arqueológicas de México. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, 1963
Patrimonio de la Humanidad. América del Norte y Caribe, nº 7. Planeta

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