martes, 22 de abril de 2014

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, Madrid, 1547 - Madrid, 1616)






Es considerado una de las máximas figuras de la literatura española y universal.  Autor del famoso Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y de las mejores obras de la literatura universal además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.





Dedicatoria a
Pedro Fernández de Castro y Andrade
VII Conde de Lemos, de Andrade, de Villalba;
Marqués de Sarriá,
Gentilhombre de la Cámara de su Majestad,
Presidente del Consejo Supremo de Italia,
Comendador de la Encomienda de la Zarza,
de la Orden de Alcántara,



quien fuera su mecenas durante años, y a quien están también dedicada la segunda parte del Quijote y las Novelas ejemplares, y que firmó apenas dos días antes de morir, resulta una de las páginas más conmovedoras de la literatura española:


Señor; aquellas coplas antiguas que fueron en su tiempo celebradas, que comienzan: «Puesto ya el pie en el estribo», quisiera yo no vinieran tan a pelo en esta mi epístola, porque casi con las mismas palabras las puedo comenzar diciendo:

Puesto ya el pie en el estribo,
con las ansias de la muerte,
gran señor, ésta te escribo.


Ayer me dieron la extremaunción, y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies de Vuesa Excelencia., que podría ser fuese tanto el contento de ver a Vuesa Excelencia bueno en España, que me volviese a dar la vida. Pero, si está decretado que la haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos y, por lo menos, sepa Vuesa Excelencia este mi deseo y sepa que tuvo en mí un tan aficionado criado de servirle, que quiso pasar aún más allá de la muerte mostrando su intención. Con todo esto, como en profecía, me alegro de la llegada de Vuesa Excelencia; regocíjome de verle señalar con el dedo y realégrome de que salieron verdaderas mis esperanzas dilatadas en la fama de las bondades de Vuesa Excelenvcia. Todavía me quedan en el alma ciertas reliquias y asomos de las Semanas del Jardín y del famoso Bernardo. Si a dicha, por buena ventura mía (que ya no sería sino milagro), me diere el cielo vida, las verá, y, con ellas, el fin de la Galatea, de quien sé está aficionado Vuesa Excelencia. Y, con estas obras continuado mi deseo; guarde Dios a Vuesa Excelencia como puede.

De Madrid, a diez y nueve de abril de mil seiscientos y diez y seis años.

Criado de Vuesa Excelencia,

Miguel de Cervantes


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