martes, 27 de enero de 2015

La doncella de Orleáns: Juana de Arco (Domrémy, 1412 – Rouen, 1431)

 
La doncella de Orleáns: Santa Juana de Arco




Nadie como Juana de Arco desafió de forma tan drástica las tradiciones del mundo de las mujeres campesinas de la Europa del siglo XV. Desobedeció a sus padres e importunó a sus superiores para que la dejaran actuar al margen de los cometidos femeninos tolerados y poder salvar a Francia, sumida entonces en la guerra de los Cien Años.

Su infancia fue como la de cualquier otra joven de su aldea, pero es a los trece años cuando empieza a oír las voces del Arcángel San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita, que le hablan de su misión: levantar el asedio inglés de Orleans, recuperar la lealtad de la ciudad de París y convencer al heredero de la Corona de que, según la profecía de Merlín, Francia sería arruinada por una mujer y recuperada por una Virgen. Su sinceridad consiguió convencer a la élite religiosa y secular, no sin antes haber examinado un grupo de cortesanas su pretendida virginidad.

Con dieciséis años, vestida con ropas de soldado y el pelo cortado, la campesina Juana de Arco consiguió romper el cerco de Orleans participando al menos en otras seis acciones militares sin saber nada de combates ni de guerras. Pero la situación cambió para ella cuando en 1429 el nuevo Rey inauguró un período de inactividad militar que Juana no podía tolerar. Era imprescindible reconquistar París y ella decidió hacerlo al margen de la autoridad real. Ser capturada por el enemigo y verse abandonada por todos los que antes habían confiado en ella fue una misma cosa.

Fue sometida a examen por parte de los doctores de la iglesia de París; aliados muchos de ellos de los ingleses. Fue considerada como un agente del diablo, no de Dios, e intentaron numerosos métodos para intimidarla y que renegara de su propio poder. En lugar de asignarle una mujer para su custodia, como era lo normal, Juana tenía cinco soldados: Jean Baroust, Nicholas Bertin, Julián Floquet, Williams Mouton y William Talbot. Tres de ellos dentro de su celda incluso cuando dormía. Ello suponía un peligro para su virginidad, lo cual podía dar al traste con su profecía. Fue declarada hereje. El castigo adecuado era la hoguera. Se describe así su muerte: La amarraron a un poste, la ataron y la quemaron lentamente, murió rezando mientras miraba un crucifijo.

Juana murió en la mañana del 30 de mayo de 1431 en la plaza del mercado viejo de Rouen, deshaciéndose el verdugo de las cenizas cuidadosamente para que no quedara ningún resto de ella que pudieran venerar los vivos. Fue una pretensión inútil.

La inocencia de Juana fue reconocida en 1456. En 1909 fue beatificada, y declarada santa en 1920. Hoy es la patrona de Francia.  







Fuentes:
Exposición: Mujeres con Historia. Expohistoria 21. Un recorrido por la apasionante vida de veinticinco mujeres.
Wikipedia, la enciclopedia libre.



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