domingo, 17 de mayo de 2015

Cristina Vázquez: Me gusta, no me gusta

                     
Hojas de Té
                                       
Si alguna vez abres esta carta, sabrás que he llegado a la casa nueva y no consigo reconocer a qué huele. Un tenue aroma a jazmín mezclado con un fondo agrio.

No me gusta.

Las maletas siguen sin abrir y la portera es sordomuda, qué felicidad.

La luz me abruma y como las persianas no encajan bien paso mucho tiempo mirando los dibujos cambiantes que hacen en el suelo.

Me gusta.

Hace calor.

Tomo té cuatro veces al día, dos tazas cada vez, sin azúcar. Eso ya lo sabes.

No consigo escribir una línea, pero no me importa.

Me tumbo a escuchar los ruidos de la calle, tan diferentes a los de nuestra ciudad. 

Las sirenas de los barcos me sorprenden. ¿A dónde irán? Me gusta reconocer los ruidos de esta nueva vida.

Las noches son suaves, y si el viento sopla de Levante llega un olor a mar intenso, lo reconozco y me gusta.

A veces ladra un perro.

Ayer vi una araña colgada de su red, trabaja sin parar, me admira cuánto avanza en su tarea. Yo estoy quieta.

Salgo a comprar lo imprescindible, no quiero abandonar la casa. Leo, espero y escucho la calle.

También observo tu cactus, como si contuviera una señal. Está quemándose en el balcón, lo riego con un poco de té.

He empezado a contar las espinas, tres al día, y a dividirlo en cuadrantes, para no equivocarme, lo apunto en un papel.


Sé que si el número final es impar, volverás. 



© Cristina Vázquez Salinero





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