jueves, 21 de mayo de 2015

Jerónimo El Bosco: Tríptico del Jardín de las Delicias


El jardín de las Delicias
Hieronymus Bosch
1500-1505


Es una de las obras más conocidas de este artista y fue admirada en vida, al ser considerada como una de las obras más fascinantes, misteriosas y atrayentes de la historia del arte.

Pintada al óleo sobre tabla tiene un tamaño de 220 por 389 centímetros, que se puede cerrar al estar unidas entre sí, por bisagras, de tal modo que presenta dos cuadros, uno cuando está cerrado y otro cuando está abierto.

Jerónimo Van Aken “El Bosco” nació en Hertogenbosch, en los Países Bajos, lo que hoy es Holanda, hacia 1450. Murió allí en 1516. Casi toda su obra es religiosa. Fue un gran dibujante, un maestro del color del claroscuro, el tratamiento de la luz y la perspectiva. No fechó ninguno de sus cuadros y solo firmó algunos.

El Jardín de las Delicias fue adquirida por Felipe II y enviada al monasterio de El Escorial en 1539, donde estuvo durante cuatro siglos. Es la pintura más famosa de la colección de nueve cuadros de El Bosco que este Rey reunió. Hoy está expuesta en el Museo del Prado de Madrid, donde llegó como depósito del Patrimonio Nacional en 1939.

El cuadro cerrado alude al tercer día de la creación del mundo. El número tres es considerado un número perfecto, que encierra el principio y el fin. Se representa como un globo terráqueo, con la Tierra dentro de una esfera transparente. Solo hay formas vegetales y minerales, no hay animales ni personas. Está pintado en tonos grises, blanco y negro. En la parte superior hay una frase que dice:

Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo mandó, y todo fue creado.

Al abrirse, el tríptico presenta, en el panel izquierdo, el Jardín del Edén, una imagen del paraíso con Adán y Eva que viven en armonía con todas las criaturas creadas por Dios. Adán está tumbado y Dios le está presentado a Eva recién creada. Junto a ellos aparece el árbol de la vida, un drago; y en un segundo plano, a la derecha, una palmera, representando al árbol del bien y del mal o árbol de la ciencia.

En el panel central el doble de ancho que los otros dos, se representa la persecución de los placeres terrenales, la locura desatada: la lujuria, donde se descubre todo tipo de placeres carnales, escenas eróticas heterosexuales, homosexuales y onanistas. El hombre ha perdido la gracia.

Por último, la tabla de la derecha representa El Infierno, el triunfo de los Poderes de las Tinieblas sobre la humanidad; en ella El Bosco nos muestra un escenario apocalíptico y cruel en el que el ser humano es condenado por su pecado.  Son incontables y minúsculas escenas en las que hombres y mujeres son asediados por toda clase de monstruos.

El Bosco ha pintado con gran finura y delicadeza unas imágenes fantásticas, bellas, en sí misma, aunque el conjunto resulta oscuro, caótico, terrorífico.  



Retrato de El Bosco atribuido a Jacques Le Boucq



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