jueves, 7 de mayo de 2015

Mª Isabel Martínez Cemillán: Del mentidero de los cómicos al Teatro Español

Teatro Español
Fachada a la plaza de Santa Ana 

En la calle del León, junto a la Academia de la Historia, estaba situado uno de los Mentideros de la Villa, quizá el más famoso, llamado “De los Cómicos”, donde se reunían todos aquellos que actuaban o solicitaban y sus representantes para criticar, chismorrear, y darse a conocer, saludando reverenciosos a los ilustres moradores del barrio, Lope de Vega, Cervantes, Quevedo y alguno más.

Margarita Xirgu y Pilar Muñoz interpretando Yerma de Federico
García Lorca, en 1934 en el Teatro Español 

Un lugar elegido por la proximidad al principal Corral de Comedias de la Villa y Corte, el Corral de la Pacheca, al ser su dueña Isabel Pacheco. Tan exitoso y concurrido que pronto tuvo que ampliarlo comprando la casa contigua y llamándolo Corral del Príncipe, con gradas, palcos con celosías para gente principal que querían ver sin ser vistos, amplísimo patio con una zona reservada, “La Cazuela”, para mujeres “sin linaje y poco dinero”, tan entusiastas ellas y tan numerosas que hubo que contratar un empleado, “el apretador” cuyo trabajo consistía en ubicar el mayor número posible a base de empujar, el resto del patio, para el pueblo y en lo alto un piso “el gallinero” ruidoso y alborotador, rebosante de soldados y mosqueteros.

María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza en  el Teatro Español
interpretando La Princesa Bebé, de Jacinto Benavente

Por su cada vez mayor éxito y mediante real protección, el Corral se convierte en Teatro, tres plantas, lujosos palcos, techo de lona encerada y camerinos para los artistas. En él estrenarán Tirso de Molina, Calderón, con extraordinario éxito con “El Sí de las Niñas”, Moratín y por supuesto, el increíblemente prolífico Lope de Vega al que se le atribuyen más de dos mil comedias, aunque sólo nos han llegado quinientas, suscitando tal entusiasmo en el estreno que los numerosos admiradores le seguían hasta su casa aclamándole, algo que, al parecer, molestaba mucho a su vecino Cervantes que cerraba a cal y canto ventanas y balcones para no oír los vítores.

En 1802 el teatro sufre un devastador incendio y se reconstruye muy mejorado con buena dotación técnica y lujosa decoración y ya como Teatro Español. Pero como si le persiguiera una maldición, ya en el siglo XX, en los años 70, otro terrible incendio lo deja tan dañado que se decide cerrarlo y cerrado estará durante años hasta que junto a un solar adyacente, lo compra el Ayuntamiento, se remodela con una fachada simétrica a la primitiva, tal como hoy está, se inaugura solemnemente y vuelven a representarse no sólo las obras clásicas antiguas si no las de escritores modernos de gran calidad y éxito, ¿Quién no recuerda “Historia de una escalera”, de Buero Vallejo?





© Mª Isabel Martínez Cemillán






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