lunes, 1 de junio de 2015

Amantes de mis cuentos: Tres veces lo mismo

Edgar Degas
Ensayo 1878-1879
Museo de Arte Metropolitano. Nueva York






Soy una patosa. Yendo de prisa al trabajo ya que iba con el tiempo justo, tuve una caída de esas que llaman la atención al tropezar uno de mis tacones con un bache en la acera. Miré a todos lados para ver si alguien se estaba riendo, no había nadie, así que me levanté como si no hubiese pasado nada.  Era verano. Maldije al Ayuntamiento. Llegué cojeando a la oficina, me había hecho daño en la rodilla. El médico, un hombre mayor, me recetó un anti-inflamatorio.

Ya había olvidado el percance cuando transcurridos unos meses y en la misma escena porque el bache seguía en el mismo sitio, a la misma hora  y por el mismo motivo que no era otro que ir corriendo para fichar a tiempo en el trabajo, hice una pirueta algo así como un paso de ballet pero con menos estilo y volví hacerme daño en la misma rodilla. Era otoño. Maldije al Ayuntamiento. El mismo médico me recetó unas infiltraciones.

Remedio santo. Hasta un día en que como siempre iba corriendo y sucedió lo inevitable, pero esta vez el bache estaba helado. Era invierno. Fui resbalando con los brazos en alto para no perder el equilibrio hasta caer sobre la misma rodilla en el primer peldaño de la entrada a la oficina. Un hombre impresionante me levantó en volandas, era el nuevo fisioterapeuta de la Empresa. Buscó una silla y me dejó caer en ella con suavidad pasmosa. Se sentó en el suelo, me avisó que dolería. Prometí no gritar. Un brusco giro de la rodilla puso en su sitio lo que al caer se había descolocado. Cumplí lo prometido. No grité, pero no porque fuese una mujer de bandera, más bien soy un cuarto de pollo, sino porque estaba dando gracias al Ayuntamiento. Nunca había tenido un hombre a mis pies.



© Marieta Alonso Más

4 comentarios:

  1. No sé porque nadie te pone comentarios, deberías tener a mogollón.
    Gracias

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    1. Eres un cielo. Sí, que hecho en falta más comentarios. Nadie sabe lo que animan a continuar escribiendo. Un beso.

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  2. Pues aquí tenéis el mío. Seguid con la difusión de estos bellos cuentos que engrandecen el alma invitando a viajar imaginariamente. Marieta, eres maravillosa !

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  3. Muchas gracias chiquilla. Un gran abrazo.

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