viernes, 23 de diciembre de 2016

Brújulas y Espirales: Lev Tolstói "Cuánta tierra necesita un hombre"

Blog Literario de Francisco Martínez Bouzas

UNA PARÁBOLA SOBRE LA CODICIA

¿Cuánta tierra necesita un hombre?
Lev Tostói
Traducción: Víctor Gallego Ballestero
Ilustraciones: Elena Odriozola
Nórdica Libros, Madrid 2011, 66 páginas.

   El conde Lev Nikoláivich Tolstói ( 1828 – 1910 ) está considerado como “el gran señor” de la literatura rusa. Su estilo equilibrado y al mismo tiempo distante se prestaba para ser interpretado como la transfiguración estética de la aristocracia de la que Toslstói procedía, hasta que renegó de ella, seducido por un evangelismo populista de raíz campesina. Su prédica moral no se quedó en gestos grandilocuentes, como la carta que dirigió al zar Nicolás II denunciando los males del país y proponiendo la abolición de la propiedad agraria. En su ancianidad renunció a todas sus propiedades, incluida la intelectual, pero su familia las reivindicó y Tosltói quedó viviendo como invitado de su mujer y de sus hijos.
   Ese supremo punto de referencia de las letras rusas tomó forma no sólo en la grandeza de sus  novelas, Guerra y paz, Ana Karénina o el tríptico de sus memorias ( Infancia, Adolescencia, Juventud ), sino también en un número casi incontable de narraciones breves. Relatos y novelas cortas, tanto más magistrales cuanto más cortas. Desde fábulas y apólogos de un solo párrafo, hasta largos relatos en la frontera de la novela corta. La mayoría de las mismas se editaron en español a comienzos del siglos XX en traducciones indirectas a través del francés.

Tolstói arando, grabado de Ilya Repin, 1887
   Entre todas ellas sobresale por su perfecta elaboración y por la nitidez de su mensaje ¡Cuánta tierra necesita un hombre?, catalogada en su día por James Joyce como “ el mejor relato que se ha escrito nunca”. Se trata, al parecer de una leyenda de tradición oral rusa, que corría de boca en boca entre los campesinos. Tolstói la recoge y arma una perfecta parábola sobre la avaricia. Su protagonista es  Pajom, un campesino pobre con el que pacta el diablo darle mucha tierra a cambio de tenerle en su poder. Todas las “desiatinas” que va acaparando, le parecen pocas. Hasta que se entera de que los bashkirios son inocentes como corderos y se puede conseguir su tierra casi de balde. Y en efecto, por mil rublos le ofrecen toda la tierra que pueda recorrer en una jornada con la condición de regresar al punto de partida antes de la puesta del sol. Al final, como demanda el guión, recibe el pago de la avaricia que todo el mundo comprende.
   Una perfecta parábola sobre el afán acaparador de los señores de la tierra. Mas su ejemplaridad transciende el mundo agrario y hoy en día se viste de mil maneras en la crisis económica que han hecho que nos azote, provocada por la desmesurada ambición de los señores de los distintos sectores de la economía capitalista.
   Nórdica Libros nos sorprende con una edición primorosa de esta narración “ejemplar”. Las ilustraciones de Elena Odriozola han sabido captar la pulsión narrativa, el aliento y el aroma de la tierra en la que Tolstói, vestido con blusón campesino, se dedicaba en su ancianidad a su vocación moralista y predicaba el credo del amor universal.

1 comentario:

  1. El conde León Tolstoi es patriarca de las letras rusas y de toda la cultura occidental aunque su obra se circunscriba en apariencia a ese mundo culturalmente híbrido del imperio ruso colindante con la sociedad europea. Su pluma es trascendente no solo por los temas que la ocupan, sino también por la hondura psicológica del alma humana que refleja. Los temas sociales, como a su personaje NEKLUDOV ,le obsesionan; con lo cual no se desinteresa de la problemática que le fue contemporánea. Es además ameno, históricamente fiable y su mensaje es facilmente comprensible. ¿Qué más pedirle a un escritor? Gracias, Sr Martínez Bouzas por traerlo de nuevo a nuestra frívola contemporaneidad.

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