martes, 7 de marzo de 2017

Mª Isabel Martínez Cemillán: La cripta de la Almudena


Cuando por esas injustas veleidades de la política se ordena la demolición del antiguo y hermoso templo de Santa María, que ya en 1202 figuraba en los anales de la Villa como ”parroquia” principal de las diez iniciales de Madrid, y donde se veneraba la imagen de Nuestra Señora de la Almudena así llamada por el rey Alfonso VI cuando, tras siglos de estar oculta en la muralla, el “almuden” musulmán, se descubre, los madrileños protestan y se indignan, pero como tantas veces, no sirve de nada.

Trasladada Nuestra Señora al convento de monjas de la calle Sacramento, “las Bernardas”, la reina María de las Mercedes muestra gran interés en que se construya un templo adecuado para su veneración, su prematuro fallecimiento paraliza el proyecto, retomado con empeño por Alfonso XII que sabía que su amada esposa al no tener hijos no podría ser enterrada en el Panteón Real del Escorial y sí en una nueva iglesia, coloca personalmente la primera piedra el 4 de abril de 1883, iglesia que pasa a ser catedral en 1885 al ser erigida Madrid diócesis  independiente de Toledo.

Sepultura de la reina María de las Mercedes

Realiza proyecto y planos el arquitecto Marqués de Cubas, ideando un grandioso templo neogótico con influencia bizantina y cripta neorrománica, del que apenas pudo disfrutar al morir pocos años después, sucediéndole Enrique Repullés que la concluye y, en 1911, se abre al culto.

Podemos decir sin temor que es la Cripta más espectacular de España y en la que, extrañamente, se accede por un deambulatorio situado a espaldas de la Capilla Mayor, dando una sensación de recogimiento hasta llegar al final del templo. Desde allí, mirar hacia el Altar Mayor, con forma de templete, albergando  a la Virgen de la Almudena, y admirar la grandiosidad, cuatrocientas columnas con capiteles, todos, distintos y veinte capillas diseñadas por Repullés, que dado el inicial destino de mausoleo de la Reina María de las Mercedes, hizo que fueran costeadas por numerosas familias de la aristocracia y burguesía madrileña como capillas funerarias, con pinturas, esculturas, alguna de Benlliure, y espectaculares vidrieras del francés Maumejean.

Interior de la cripta

En una capilla lateral, la “JOYA” del templo, La Virgen de la Flor de Lys, según la leyenda, mandada pintar en un muro de Santa María, en honor de su esposa Constanza, francesa. Sí se sabe que es del siglo XIII, obra de un pintor no demasiado bueno, con fuertes arcaísmos, que permaneció oculta tras un posterior retablo hasta 1623, cuando la reina Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, hace desmontarlo y allí, fresca e impoluta, aparece la pintura. Se recorta el muro, se encuadra, se lleva con devoción e ilusión a otra zona de la iglesia donde permanecerá hasta el derribo, luego también a “Las Bernardas”, y por último a la Cripta, Su fiesta es el 17 de octubre, “La Pureza de María” ya que el lirio o los que lleva la Virgen en la mano, alude a esta condición

Camina y conoce este hermoso templo románico, disfruta de su perfección, respeta su silencio, te sorprenderá y emocionará.

Entrada de la cripta neorrománica desde la Cuesta de la Vega



© Isabel Martínez Cemillán.


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