jueves, 27 de abril de 2017

Antonio Portillo Casado: El teléfono

                             
(En redondillas, finalizando en una lira)


Artefacto multiforme,
acrisolado utensilio,
necesario en un principio,
ya pieza del uniforme.

Convergencia de sonidos,
bellas palabras y sones,
cháchara y conversaciones,
que imperan en los oídos.

Huésped de las caracolas
sin dejar mucha distancia,
con plática en abundancia
de paupérrimas parábolas.

Antesala al hormiguero,
reino del chisme y el traje,
del enredo y del ultraje,
la tapa del sumidero.

Mariposa diminuta
que susurra repicante
el comentario picante
e hiriente de la cicuta.

Lisa lapa permanente
asida a nuestra voluta,
verduga altiva y poluta
que corrompe nuestra mente.

Talismán procesional,
Gran Hermano vigilante,
solucionador andante,
menoscabo neuronal.

Novia y novio susurrante
falto de corazón y alma,
de la Industria la gran calma,
de las personas, su amante.

Claro confesor de dios,
el mentidero del diablo,
un flagelo del vocablo,
del tedio, sus episodios.

Herramienta arrogante,
de música infamante;
de alma, narcotizante;
del lozano corazón, injuriante;
para la poesía, irrelevante.



© Antonio Portillo Casado




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