domingo, 11 de junio de 2017

Socorro González-Sepúlveda Romeral: Otros veranos

            Mujer sobre alfombra. Acrílico sobre tela
Autora: Socorro González-Sepúlveda

Hoy ha comenzado el verano y no tengo ganas de hablar ni de comer.  Sin embargo, abro la ventana de par en par para que penetren los sonidos y los olores del verano recién estrenado. Los gritos de los niños, del colegio de enfrente, se mezclan con el piar de los vencejos, que vuelan en desorden alrededor de los aleros en los edificios altos. Están regando las calles. Entra por la ventana un fuerte olor a tierra mojada, que me traslada al patio recién regado de mi infancia donde cenábamos en verano.

Luego, bajo un poco la persiana para que la luz atenuada entre en el interior de la casa. Me siento segura en la intimidad que proporciona la semioscuridad. Después, dejo que la luz entre despacito en mi interior iluminando los recuerdos de otros veranos, lejanos en el tiempo, pero intensamente vividos: mis primeras lecturas durante la siesta, los primeros encuentros, las primeras emociones amorosas. El comienzo del verano, como el comienzo del  amor  está lleno de incertidumbres, días largos, cosechas, fruta madura y sueños de amor correspondido.

¿Por qué recuerdo, particularmente, aquel verano? ¿Por qué pienso con pena  en aquel chico de ojos tristes, que me pedía una y otra vez un baile y que yo, caprichosamente, le negué? Meses después, murió en un accidente de tráfico.

Cierro los ojos y me abandono por completo al recuerdo de aquel amor de adolescentes interrumpido trágicamente, aquel amor que se quedó en promesa. El recuerdo es tan intenso que, la risa de los niños y la algarabía de los vencejos se convierten  en la música de baile en la plaza del pueblo en fiestas y, vuelvo a revivir aquel momento. Sin poder resistir la mirada triste de aquel chico, lloro.

─¿Qué haces ahí frente a la ventana, con los ojos cerrados y a media luz? ─dice mi marido, que acaba de llegar, mientras me abraza- ¿Estas llorando?

─No,  es que… -digo, sin poder contener las lágrimas- hoy ha comenzado el verano y no tengo ganas de hablar ni de comer.





© Socorro González- Sepúlveda Romeral

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