viernes, 15 de diciembre de 2017

Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido): El cántaro de Juana




Gabriel de la Concepción Valdés, “Plácido”, seudónimo con el cual firmó su obra, fue versificador espontáneo, por lo que algunos críticos lo consideran uno de los iniciadores del criollismo en la lírica cubana.

Lezama Lima dijo de él: “Fue la alegría de la casa, de la fiesta, de la guitarra y de la noche melancólica…”. 

Quizás por eso se piense que capturó el verdadero espíritu cubano en sus versos.


Tantas veces le prestó
Juana el cántaro a Vicente,
y él tantas veces sacó
agua con él de la fuente,
hasta que se lo quebró.

No pudiendo otro traer,
quedó Vicente confuso,
y Juana, astuta mujer,
hizo cola y lo compuso
como Dios le dio a entender.

Luego prestóselo a Uberto
el cual se lo trajo roto
(por donde ya estaba abierto)
y Juana armó un alboroto
como si la hubiesen muerto.

El simple Uberto creyó
ser suya a fe la avería,
por lo que palabra dio
de abonarlo al otro día,
y exactamente cumplió.

En cántaros y en amores
no se gana para sustos,
pues como dicen autores
acontece que los justos
paguen por los pecadores.

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