Humilde, el más humilde,
Tú que eres Rey de los cielos.
Humano, el más humano
siendo nuestro Dios Eterno.
Los pastores se postraron
ante tu humildad divina
y entre sus manos curtidas
sus ofrendas te mostraron.
Hoy en las manos del hombre
solo cabe iniquidad.
La vanagloria le cubre
de oropel y vanidad.
Muéstranos desde el pesebre,
Dios de grande humanidad,
el valor de lo sencillo,
el camino de la paz.
© Rogelio Sánchez
Molero
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