lunes, 9 de julio de 2018

La cocina a mi alcance: El rico pan







Cuando el hombre deja de ser nómada para ser sedentario surge uno de los primeros alimentos elaborados de la historia de la alimentación.

Se cree que en alguna parte de Sumeria o en el sur de Mesopotamia hacia el 6000 a.C., alguien empezó a elaborar pan tal y como lo conocemos hoy en día. Lo enseñaron a los egipcios y estos a los griegos. Ateneo de Náucratis, escritor del siglo II, menciona casi 72 formas distintas de hacer pan. Aristófanes, Antifanes y Platón mencionan a un panadero denominado Theanos, lo que indica la importancia de esta profesión. Los romanos hasta el siglo VIII o VII a.C. no mostraron interés por la elaboración del pan. Es a partir del siglo VI, en la Edad Media europea, cuando se crea en las grandes ciudades la profesión de panadero. Ha sido el dios de la mesa. Tanto que en la Guerra de Secesión norteamericana Abraham Lincoln dijo: «Pan significa victoria».

Hoy su consumo está a la baja. Y es una lástima pues en aquellos pueblos donde abunda la dieta de cereales, el índice de enfermedades cardiovasculares disminuye. Según los médicos, el momento del día especialmente aconsejado para consumir pan es el desayuno. 

Leyenda del Pan

Hace muchos, muchos años, dos pueblos vecinos tuvieron diferencias irreconciliables, tanto que si uno plantaba trigo, el otro papas; si uno tocaba la guitarra, el otro la flauta. En uno el pan era duro, en el otro blando. Y como suele ocurrir el hijo del panadero de uno de los pueblos se enamoró de la hija del panadero del otro. Y era tan grande su amor que los padres aceptaron que se casaran con la condición de que se fueran a vivir a otro pueblo. Allí pusieron una panadería y para que fuera distinto al pan de sus progenitores comenzaron hacer pruebas, hasta que consiguieron dorar la corteza y mantener blandito el interior del pan.

Y así se consiguió el pan que hoy nosotros conocemos y que la receta es así:

Ingredientes

500 gramos de harina de trigo.
10 gramos de levadura
300 cc. de agua tibia
10 gramos de sal

Elaboración

Mezclar la levadura con el agua y dejarla reposar durante diez minutos. Mezclar la harina con la sal. Abrir un agujero en el centro de la harina e ir derramando sobre ella el agua y la levadura.

Trabajar con los dedos en sentido circular. Amasa un minuto, deja reposar otro y repite la operación seis veces.  Cuando la masa tenga una textura blanda y no se pegue a las manos… ya está.

Espolvorea un poco de harina en una superficie plana estira y dobla la masa, estira y dobla la masa durante unos quince minutos.

Haz una bola con la masa. En un recipiente untado con un poco de aceite de oliva introduce la bola. Tapa con papel film y deja reposar durante una hora. Se duplicará el tamaño de la bola.

Vuelve a amasar en sentido circular. Da la forma que desees y ponla a fermentar durante cincuenta minutos. Cúbrela con un paño limpio.
Precaliente el horno a 250 grados. Introduce la masa. Deja hornear unos 20 minutos. Baja la temperatura a 200 grados y hornea 15 minutos más.


Déjalo enfriar y lo puedes consumir, preferiblemente, al día siguiente. Te puede durar hasta 8 días. Y se sabe que el pan está hecho si al golpearlo suena a hueco. Y no te preocupes si a la primera no sale a tu gusto.  



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