‒¡Tonto, ladrón, hombre malo, este camión me lo regaló mi tío Tony y tú me lo robaste! ‒gritaba en su media lengua Alexis mientras abrazaba el juguete que acababa de darle Papá Noel. A sus tres años llorando y gritando a pleno pulmón no había forma de entenderle. Sus padres se miraron entre sí. Los profesores y Papá Noel preguntaban qué pasaba y ellos contestaron que era la forma de mostrar Alexis su alegría y lo sacaron de allí de inmediato. Todo comenzó en las Navidades anteriores cuando en la Organización donde cuidaban a los hijos pequeños de los emigrantes les pidieron que llevaran un juguete. Ese día Alexis no fue al Centro. El niño tan pequeño no se enteró que estaban en Navidad. Pasaron los meses y a primeros de octubre el hermano de Sandra se presentó con un camión rojo como regalo de cumpleaños para Alexis. Era su primer camión, su primer juguete, su primer regalo y estuvo todo el día jugando con él. Al llegar la noche Alexis se quedó dormido cenando, Sandra recogió el camión que se había quedado olvidado en la acera frente a su casa. Llevaba días pensando en cómo iba a solucionar el juguete de Navidad y vio los cielos abiertos. La situación económica por la que estaban atravesando era tan difícil que no tenía visos de solución a corto plazo. Lo comentó con su marido y estuvieron de acuerdo. Al día siguiente Alexis se levantó temprano buscando su camión. El papá le preguntó dónde lo había dejado. El niño abrió la puerta de la calle y señaló la acera. Tráelo, le dijo Alberto. El niño buscó hasta debajo de los coches sin encontrarlo. Salió con su padre en su busca pero no lo hallaron. Alberto sentó a su hijo en las rodillas y le dijo que eso era lo que sucedía cuando los niños no eran cuidadosos, la acera no era lugar para dejar un camión tan bonito. Y llegaron a la conclusión que alguien pasó, le gustó el camión y se lo llevó. Alexis lloró desconsoladamente diciendo que no quería a los ladrones, que eran hombres malos. Nunca más volvió a dejar nada en la acera, tampoco volvió a hablar del camión rojo. Ahora Alberto y Sandra se miran mientras Alexis sigue berreando, mirando hacia atrás y llamando de todo a Papá Noel. El niño les ha salido con buena memoria. Pero al pasar por una tienda y ver a un gemelo del camión rojo en el escaparate fue cuando se enteró Alexis que Papá Noel que todo lo ve y que todo lo sabe le había traído otro igual al que le habían robado y tapándose la boca con la mano quiso regresar para pedir perdón.
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