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miércoles, 20 de marzo de 2013

Paseos por Madrid: La Plaza de la Paja

Plaza de la Paja 1860
Capilla del Obispo


Es una de las plazuelas del antiguo Magerit árabe.  El nombre le viene de la costumbre allá por el siglo XV de vender allí la paja que se daba como subvención al capellán y cabildo de la Capilla del Obispo para mantenimiento de las mulas.  
Ha tenido otros nombres como Plaza de San Andrés y Plaza del Marqués de Comillas, pero siempre se vuelve al redil y se conoce como Plaza de la Paja. El motivo de llamarla de San Andrés fue cuando Felipe V quiso premiar a uno de sus capitanes por su valor en la batalla de Almansa y le concedió estos solares y un pendón que llevaba pintada la cruz en aspa o cruz de San Andrés.  El segundo nombre fue en el siglo XIX cuando fue dedicada al naviero, fundador de la Compañía Trasatlántica y propulsor de la Marina mercante española, don Antonio López y López, marqués de Comillas.
Fue lugar de residencia de las principales familias nobiliarias de Madrid.  Destacan varios edificios:
La Capilla del Obispo que fue construida entre 1520 y 1535, presenta una notable fachada plateresca que deja paso, en el interior, a un estilo transitorio entre el gótico y el renacimiento.
Fachada del Palacio de los Vargas

El Palacio de los Vargas, siglo XVI. Su fachada fue transformada en el siglo XX, de forma que la Capilla del Obispo y el Palacio de los Vargas muestran idéntica fachada. Adosado a la fachada hay una escultura de bronce del siglo XX que representa a un hombre sentado en un banco de piedra leyendo un periódico.
Estatua en bronce

El palacio de don Beltrán de la Cueva, dudoso padre de la Beltraneja, hoy colegio de San Ildefonso.
El palacio del Infantado donde lloró doña Juana la Loca, sus cuitas de amor y donde el Cardenal Cisneros es muy probable que pronunciara la famosa frase: “Estos son mis poderes”.
El Palacios de los Lasso de Castilla donde los reyes Católicos encontraban alojamiento cuando venían a Madrid.
El palacio  de los marqueses de la Romana,  de Benavente, de Villafranca, y más. En el siglo XIX, la gran mayoría de estos palacios, sufrieron un proceso de decadencia y un posterior abandono que terminó cuando los propietarios cedieron sus solares para la construcción de viviendas destinadas a las clases populares y de paso obtener rentas por su alquiler.
Una plaza llena de encanto y de historia. En ella desemboca la calle de Alfonso VI, que entró victorioso a la plaza por la calle del Aguardiente y hoy lleva su nombre, la calle del Toro, la calle de la Redondilla, la del Príncipe de Anglona, la del Alamillo y la atraviesa de norte a sur la Costanilla de San Andrés. Pequeña plaza escondida en pleno Madrid de los Austrias, en el barrio de La Latina.  
Nada hay tan placentero como salir a pasear un domingo, temprano en la mañana, por estas calles.  

Fuentes:
. Cabezas, Juan Antonio: Diccionario de Madrid. Compañía Bibliografía Española, S.A. 1968
. Azorín, Francisco: Leyendas y anécdotas del viejo Madrid. Ediciones La Librería, S.A. 2007

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