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domingo, 28 de abril de 2013

Presentación de ¿Habla usted cubano? por Clara Obligado

Clara Obligado
Escritora
Ganadora premio Setenil 2012




A mí me toca oficiar, no de madrina, que también podría ser, sino más bien de abuela de la creatura. O sea, hoy tomo, aquí, frente a todos vosotros para que haya testigos presenciales, y si ella me lo permite, el papel de abuela de Marieta, y con muchísimo gusto, porque esto de ser abuela es como una maternidad diferida donde uno ya no tiene que cuidar de nadie, sino que aprovecha para consentir al recién nacido que, por cierto, va vestido de rosa. Mi nieto de hoy, o mi nieta, es este libro, y es mi primogénito, o como se diga esto en el caso de los abuelos, en el sentido de que es el primero de una colección que esperamos con Camila posiblemente durante nueve meses, y algunos años más. 

Así es como me siento cada vez que presento un libro de algún participante del taller que, con el paso del tiempo, cada vez son más, y cada vez mejores. Digo que me siento como la abuela de la creatura porque hay algo de escritura diferida, cuando uno acompaña durante años la producción de alguien como Marieta Alonso. 

Recuerdo perfectamente que ella, para apuntarse al taller, tenía que compatibilizar sus horarios con un curso de marquetería. Me cayó muy bien, cosa que creo que nos pasa a todos cuando la conocemos, pero también pensé que alguien que tenía la paciencia suficiente como para trabajar con tanta delicadeza la madera, bien podía dedicarse a la escritura. Y, finalmente, como en el juego de “piedra papel o tijera”, el papel le ganó a la madera. 

La escritura es un arte, pero también es una artesanía. Hay que dedicarle horas, paciencia, atravesar ese duro límite entre el error y el acierto sin perder nunca la esperanza de que ese texto, que por momentos detestamos, en algún momento quedará bien. Digamos que, como la marquetería, o cualquier otro oficio, la escritura es una actividad para gente con imaginación, pero, también, y básicamente, con voluntad y paciencia. 


¿Se trata solamente de eso? ¿nada más? ¿voluntad y paciencia? ¿eso es todo en el arte? ¿Eso es todo en la literatura? No, no es todo, pero sí que lo es en una gran parte. En la escritura, como en tantas otras cosas en la vida, no valen solamente las buenas ideas, que llamaremos “talento”. Sí, está bien, algo de eso hay. Pero hay que tener la paciencia del que dibuja filigranas para construir un texto. Es decir, para que una idea, idea divertida, original o interesante, pero también difusa, se convierta en un texto que merezca la pena ser leído. Hace falta mucho trabajo para que lo que pensamos concuerde con lo que sentimos y escribimos. 

Marieta tenía, pues, esa dote que otorga al artesano la modestia suficiente como para insistir en un trazo o en una frase y, a la vez, tenía la soberbia indispensable para sostener este oficio nuestro, sintiendo que vale la pena, pese a todo, claro que vale la pena seguir escribiendo. Escribir es crear de la nada un mundo de palabras, como si fuéramos dioses, es llenar la famosa página en blanco de imágenes que compiten con la realidad, pero también ser un modesto obrero de la palabra, un artesano capaz de demoler, romper, tachar. 

Y, de esa demolición y reconstrucción que a veces puede ser casi infinita salen los verdaderos escritores, los que cruzan la peligrosa frontera, la línea de fuego que hay entre el glorioso deseo de expresarnos y el modesto trabajo sobre el idioma, entre el texto que se guarda en un cajón y el que, en una tarde como la de hoy, rodeado por sus amigos y futuros lectores, se convierte en libro. De eso creo que Marieta sabe mucho, sabe de qué estoy hablando porque se ha entregado, desde el principio, a una escritura. Una escritura consciente y afilada, pero a la vez con humor y una buena dosis de sentido del absurdo. Una escritura que refleja, y la comprendo muy bien, el dolor y la aventura de cambiar de país, pero también a los aspectos soleados de la aventura de reinventarse en tierra ajena. 

Vale la pena leer Habla usted cubano, vale la pena hacer una pausa en nuestras jornadas atiborradas de otras cosas. Vale la pena hacer una pausa para digerir una de estas píldoras de humor y dolor, vale la pena esta pausa kit-kat que habla de la alegría de vivir, pero también del dolor de la existencia. De lo cotidiano, pero también de absurdo mágico que esconde que esconde la rutina. 

Y una recomendación: no se dejen engañar por la aparente sencillez de la autora, no se dejen engañar por su dulzura o su sonrisa permanentes. Marieta Alonso esconde entre las páginas de su libro un humor agudo que puede estallar como una bomba de relojería. O también podríamos decirlo al revés: un dolor que, por el arte mágico de la escritura, se convierte en carcajada. Y pongámonos filosóficos durante un segundo, si se nos permite, ya tomaremos un ron para brindar: no es fácil reírse del dolor, no es nada fácil, y la autora lo logra. 

Marieta se ha convertido, en algún punto, en ese pez volador que, siempre anfibio, comprende el dolor del desterrado y saca del mismo dolor una creatividad que siempre es una balsa, que siempre es un milagro. Como bien ha dicho Camila, escribir es vivir en un medio adverso y para nadar en esas aguas turbulentas se necesitan personas con agallas. 

Por todo esto, y muchas cosas más, quiero celebrar con vosotros los cuentos de Marieta Alonso Más y recomendar su lectura. 

Decía también Camila, la editora de la colección, que “coito” quiere decir, en griego, “cama, lecho”. Pues miren Uds., a mi edad me doy cuenta de que todavía me quedan cosas que aprender sobre el sexo, porque yo creía que coito quería decir simplemente eso, coito. Aprovechemos esa transmigración de las palabras, o esa apertura del sentido, para dar un tono erótico rosa fuerte, como la portada del libro, a mi intervención, que ahora, aunque mi hija esté presente, toma un giro erótico incumbe tanto a la escritura como a nuestra autora. Como bien he demostrado al comienzo de mi exposición Marieta Alonso Más es mi nieta. Como tal, podemos pensar que es una jovencita que, con los buenos consejos de su abuela y del resto de su familia literaria (o sea, de su grupo del taller), pierde hoy, públicamente, la virginidad. Esto consuela, porque nos hace pensar que no hay edad ni para el sexo, para ampliar los conocimientos, ni para la buena literatura. 


Es decir, Marieta pierde hoy, y en público, una virginidad literaria. Y si bien es cierto que el sexo nos modifica, también lo es que pocas cosas pueden cambiarnos tanto como publicar un primer libro. Oficialmente, en este momento se convierte en escritora. Es un honor para mi acompañarla en este rito de pasaje y le deseo, nos deseo, muchos libros, brindis y encuentros más. 





Clara Obligado. 


2 comentarios:

  1. Más que madrina, Hada madrina. Estuvo genial Clara.

    Carmen Dorado

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  2. De las tres creo que es la que más experiencia tiene en estas lides. Para mí resultó muy entrañable y simpático. Fue un gran día. Ahora a esperar el día 24 de mayo para que tu presentación sea igual o mejor. Un beso. Marieta

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