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martes, 3 de junio de 2014

Sinagoga Santa María la Blanca (Toledo)



Frente al escaso número de mezquitas, las sinagogas debieron prodigarse en Toledo, durante la dominación cristiana de esta ciudad. En cambio, solo dos han llegado hasta nuestros días: Santa María la Blanca y Nuestra Señora del Tránsito. Es posible que la primera sea la más antigua sinagoga que queda en España.

Fue destinada en el siglo XV para iglesia. Sucesivos usos y destrozos deben de haber afectado los límites de sus muros primitivos. Se cree que el muro oeste no sea el primero y que hubiera un tramo más que influyera en sus partes altas, la cámara de los mudéjares.

El interior es una reducida planta basilical, de unos veintiocho metros de largo por veinte de ancho, dividida en cinco naves, decreciendo en altura desde la central.

Estas naves se separan por treinta y dos pilares de ladrillo recubiertos por cemento y cal, de base prismática octogonal, con grandes capiteles labrados en estuco, únicos en su género, sobre los que descargan bellísimos arcos de herradura. Esta es una innovación importante. Para Torres Balbás estos pilares tienen influencia gótica.

Los capiteles no pueden calificarse como de puro estilo musulmán. En el gran desfile de la decoración islámica no hay nada parecido. Ornados de piñas y volutas, los capiteles parecen tener influencia del arte románico, aun siendo de yeso están tratados a gubia, no a molde, pues los detalles semejantes son diferentes.

No puede asegurarse que sus formas sean vegetales, ni tampoco geométricas. Son tremendamente esquematizadas. Los entrelazados geométricos formados por las líneas son de origen almohade. Los medallones de las enjutas son un despliegue de intrincados dibujos geométricos que destacan por su belleza.

La sinagoga tiende a recordar la tipología propia de una mezquita. No obstante, Santa María la Blanca, ha servido de modelo, en el siglo XX, para importantes sinagogas europeas y americanas.

Excavaciones realizadas en Madinat al-Zahra han probado que la mezquita de esta ciudad tenía cinco naves y una arquería decorativa, igual que la Sinagoga toledana, sobre los arcos de herradura de la nave central.

Conforme a la tradición oriental, el edificio vive hacia el interior. Contrasta la sencillez de los muros exteriores con la riqueza decorativa interior. Cabe la posibilidad que esta decoración proceda de un arreglo del último cuarto del siglo XIII.

El origen de esta sinagoga no ha sido dilucidado aún. Se han formulado las más diversas hipótesis, para explicar tanto su datación cronológica, como su filiación artística y su utilización litúrgica.


Pavón Maldonado nos remite a Cantera Burgos y dice: “… se ha pretendido reconocerla como la Sinagoga Nueva que edificó o reedificó el célebre almojarife de Alfonso VIII, Jusef  ben Sosssan, a fines del siglo XII”. Sin embargo otros expertos la identifican con la sinagoga “Al Malikin” y dataría de finales del siglo XIII, por haber sido financiada por David ben Salomón ben Abi-Durham. También se ha querido identificar con la Sinagoga Mayor aludida en el poema consagrado por Ya’aqob Albeneh a la revuelta antijudía del siglo XIV. Al parecer en una de sus vigas hay una inscripción que dice 1180.

Para José Pijoan, Santa María la Blanca es un monumento de tanta personalidad y belleza que aun considerándola como producto del arte islámico, los artistas musulmanes, sintieron de tal manera el influjo de sus patronos judíos que produjeron una obra de carácter mixto, un edificio híbrido único en el mundo.

En la actualidad el edificio pertenece a la iglesia católica pero no se realiza culto en él.





Fuentes:
Cantera Burgos, F.: “Sinagogas españolas”. Madrid, 1955, pp. 35-149
Pavón Maldonado, Basilio: “Arte toledano: islámico y mudéjar”. Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Madrid, 1973. Pp- 70 y ss.
Pijoan, José: “Historia General del Arte”. Summa Artis. Pp. 473-480
Torres Balbás, L.: “Ciudades hispano-musulmanas”. Madrid
Wikipedia, la enciclopedia libre


Fotos: Ángeles Alonso

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