Hoy
acostumbrados como estamos a las líneas de ferrocarriles de Alta Velocidad;
casi nos parece que siempre ha sido así. Para los jóvenes, las máquinas de
vapor, son piezas de museo que, salvo
que hayan visitado con sus padres el del Ferrocarril, no pueden imaginar cómo
eran aquellos viajes. El cine lo muestra, pero no puede transmitir la sensación
del viajero. Las paradas para llenar de agua las calderas, la carbonilla. La
categoría de los vagones; de primera, segunda y tercera clase. Con unas diferencias
más que notables en la comodidad de los ocupantes. Vagones divididos en
pequeños compartimentos, con asientos enfrentados, que eran compartidos por
doce, ocho o por seis personas. En bancos de madera, o en cómodas butacas
tapizadas en terciopelo. Hoy, salvo la
distancia entre asientos, y algún que otro
detalle más, es apenas relevante. Se denominan Club, Preferente y
Turista, pero en todos los casos son cómodos.
Los nacidos
en la primera mitad del siglo XX, conocen bien aquellas primeras líneas. Viajar
era una aventura, pero fueron como ahora lo más avanzado de la época.
Para todo
aquél interesado en el tema. La primera
línea férrea española, no se construyó en la península, si en territorio
español, ya que fue en Cuba, y en el año en que se instaló, lo era.
Fue
autorizada, por la reina gobernadora Mª Cristina de Borbón-Dos Sicilias en
1834, otorgando a la Junta de Fomento la
capacidad suficiente para permitir hipotecar sus rentas a este fin y poder
amortizar el préstamo con Inglaterra. Se trataba del Camino
de Hierro Habana-Güines. Fue un publicista andaluz, Marcelino Carrero
Portocarrero el promotor de la iniciativa de construir la primera línea férrea
cubana.
Este Itinerario se eligió, porque comprendía una región de alto
interés económico, y malas infraestructuras. Desde 1767 se estaba reclamando la
construcción de un canal de navegación que uniera ambas poblaciones y no se
había conseguido. La línea férrea facilitaba
el transporte de azúcar, café, plátanos y tabaco, entre otros, y naturalmente pasajeros. No solo abaratando
los costos, esperaba conseguir grandes beneficios de explotación. Contó con el beneplácito general de la más
influyente sociedad colonial cubana. Inaugurándose un primer tramo de 27
Km, que conectó la Habana con Bejucal el
19 de noviembre de 1837, día de Santa Isabel de Hungría, en honor a la reina
niña Isabel II. Esta línea ferroviaria
fue la segunda de América, primera en América latina y séptima del mundo. Un
año después llegó a Güines.
En la
península en 1848, se construye la línea Barcelona-Mataró. Siendo a partir de
éste momento cuando se produce una rápida expansión con la construcción de
numerosas líneas.
Primer ferrocarril español por Marisa Caballero se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario