El jardín de las Delicias Hieronymus Bosch 1500-1505 |
Es
una de las obras más conocidas de este artista y fue admirada en vida, al ser
considerada como una de las obras más fascinantes, misteriosas y atrayentes de
la historia del arte.
Pintada
al óleo sobre tabla tiene un tamaño de 220 por 389 centímetros, que se puede
cerrar al estar unidas entre sí, por bisagras, de tal modo que presenta dos
cuadros, uno cuando está cerrado y otro cuando está abierto.
Jerónimo
Van Aken “El Bosco” nació en Hertogenbosch, en los Países Bajos, lo que hoy es Holanda,
hacia 1450. Murió allí en 1516. Casi toda su obra es religiosa. Fue un gran
dibujante, un maestro del color del claroscuro, el tratamiento de la luz y la perspectiva.
No fechó ninguno de sus cuadros y solo firmó algunos.
El
Jardín de las Delicias fue adquirida por Felipe II y enviada al monasterio de
El Escorial en 1539, donde estuvo durante cuatro siglos. Es la pintura más
famosa de la colección de nueve cuadros de El Bosco que este Rey reunió. Hoy
está expuesta en el Museo del Prado de Madrid, donde llegó como depósito del
Patrimonio Nacional en 1939.
El
cuadro cerrado alude al tercer día de la creación del mundo. El número tres es
considerado un número perfecto, que encierra el principio y el fin. Se
representa como un globo terráqueo, con la Tierra dentro de una esfera
transparente. Solo hay formas vegetales y minerales, no hay animales ni
personas. Está pintado en tonos grises, blanco y negro. En la parte superior hay
una frase que dice:
Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo
mandó, y todo fue creado.
Al
abrirse, el tríptico presenta, en el panel izquierdo, el Jardín del Edén, una
imagen del paraíso con Adán y Eva que viven en armonía con todas las criaturas
creadas por Dios. Adán está tumbado y Dios le está presentado a Eva recién
creada. Junto a ellos aparece el árbol de la vida, un drago; y en un segundo
plano, a la derecha, una palmera, representando al árbol del bien y del mal o
árbol de la ciencia.
En
el panel central el doble de ancho que los otros dos, se representa la persecución
de los placeres terrenales, la locura desatada: la lujuria, donde se descubre
todo tipo de placeres carnales, escenas eróticas heterosexuales, homosexuales y
onanistas. El hombre ha perdido la gracia.
Por
último, la tabla de la derecha representa El Infierno, el triunfo de los
Poderes de las Tinieblas sobre la humanidad; en ella El Bosco nos muestra un
escenario apocalíptico y cruel en el que el ser humano es condenado por su
pecado. Son incontables y minúsculas escenas
en las que hombres y mujeres son asediados por toda clase de monstruos.
El
Bosco ha pintado con gran finura y delicadeza unas imágenes fantásticas, bellas,
en sí misma, aunque el conjunto resulta oscuro, caótico, terrorífico.
Retrato de El Bosco atribuido a Jacques Le Boucq |
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