Me
casé por mandato paterno para mantener una posición social digna y por una
posición económica más digna todavía. Mi marido es una bellísima persona, algo
ingenuo y la mar de espléndido. Le quiero muchísimo. Es el mejor de los
hombres.
Me
regaló este armiño para presumir ante las amistades. Y no contento con eso
también quiso que me hicieran un retrato. No pudo buscarse a un pintor amable
con renombre en Madrid. No. Tuvo que encargárselo a este cascarrabias que se
pelea con todos los que trata y encima
tengo que desplazarme a Toledo la mayor parte de las veces.
En
aras de la verdad he de decir que me viene de maravilla tener esta excusa
porque mato dos pájaros de un tiro.
Al
salir del estudio aunque cansada de tanto posar me encuentro con quien me hace
vibrar de pasión. El cansancio desaparece en cuanto le tengo ante mí, para volver
de nuevo cuando se aleja.
A
veces siento remordimientos pero los acallo enseguida. ¿Acaso tengo yo la culpa
de que el dinero y la pasión no aniden en la misma persona?
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Gracias.
© Marieta Alonso Más
Me gusta, lo he vuelto a hacer, buscaré otra cosa para decirlo.
ResponderEliminarVuelve y vuelve hacerlo. Me encantan tus comentarios. Besos
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