Albarracín (Teruel) Vista panorámica |
A mil ciento setenta y un metros de altura, a caballo entre Castilla y Aragón, se encuentra esta tierra indómita, que fue cabeza de un pequeño reino musulmán que duró hasta finales del siglo XII.
Se conoce la presencia
humana en la zona desde muy antiguo; se
han encontrado restos del Neolítico, de la Edad del Bronce, de la Edad de
Hierro, de los celtiberos y de la ciudad romana de Lobetum, el acueducto romano
funcionó hasta la Edad Media. Se conocen con el gentilicio de Albarracinense,
albarriciense y lobetanos.
Albarracín tuvo su edad de oro durante el periodo de
presencia musulmana; fueron precisamente los bereberes quienes otorgaron a la
urbe su actual nombre. En el siglo XI la
ciudad se convirtió en la capital de un reino taifa y su territorio se extendió
hasta Sagunto. Pero las presiones de los reinos cristianos del norte y de las
fuerzas musulmanas del sur dificultaron la supervivencia de la taifa de Albarracín. En el 1104 acabó el periodo de independencia
de este reino, que cayó en manos de los almorávides. En ese momento la ciudad empieza a sufrir un
cierto declive. En 1170 ocupó la ciudad el caballero navarro Pedro Ruiz de
Azagra, este y sus sucesores, dedicados a actividades que rayaban con el
bandolerismo, consiguieron mantener
semiindependiente la ciudad, con el
apoyo del Rey de Navarra. Pedro el
Grande de Aragón, sitió y tomó la ciudad, echó a los navarros y franceses que la habitaban y la repobló con
gentes del país. En 1300 recibió de
Jaime II, el titulo de ciudad.
Emplazada en una
pintoresca y fuerte posición, se halla rodeada de un recinto amurallado
medieval. El río Guadalaviar la rodea casi en su totalidad. Al norte se
encuentra la sierra de Albarracín y al sur los Montes Universales. Son
importantes la catedral, reformada en 1532, la iglesia de Santa María del siglo
XVI, y mansiones señoriales del siglo XVII.
En las cercanías se han descubierto pinturas rupestres
prehistóricas del grupo levantino como el abrigo de Doña Clotilde, las del
Navazo y de las Olivanas.
La que fue una industriosa ciudad en la que convivían
armoniosamente, musulmanes, judíos y cristianos, es en la actualidad una
población reposada y nostálgica que se divide en dos zonas, la Ciudad con sus
casas colgadas sobre la hoz del río, y el Arrabal, situado en la vega del
Guadalaviar.
Es Monumento Nacional desde 1961, poseyendo la Medalla de Oro
al mérito en las Bellas Artes, desde 1996. En sus alrededores nacen los ríos
Guadalaviar, Tajo, Júcar, Cabriel y Jiloca.
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