Foto: José Mesa |
Los ríos inspiran poemas: Machado, Gerardo Diego,
Rosalía de Castro…, han sentido la necesidad de escribir sobre ellos.
Son serenos, discurren por su cauce, casi siempre en
silencio, son aguas tranquilas, sosegadas, sembrando vida en su camino. Una
canción “Rio Manso”, metafóricamente compara el amor de una pasión imposible
con un rio…
“Yo soy como el Paraná, que sin detener su marcha
besa la playa y se va...”
Nada de esta apacible imagen, hace pensar en
pasiones imposibles, pero sí en embrujos, en filtros amorosos. Incluso se creyó
que tras el rio Miño, escondido por la niebla estaba el finis terrae.
Las coloridas barcas de pescadores no
temen la niebla, conocen la inmensidad y los peligros del mar. Esperan con un
mínimo vaivén, la salida a ese mar bravo que proporcionará el sustento a su
familia, así su ligero movimiento las va acostumbrando, suavemente al de la
mar.
Rosalía lo entendió:
Pasa rio pasa,
con tu manso
rebullir,
pasa, pasa entre
las flores
color de oro y
de márfil,
a quién con tus
dulces labios
dulce cosa has
de decir...
pasa, pasa, mas
no vean
que te vas al mar sin fin.
que te vas al mar sin fin.
© Marisa Caballero Benito
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