Mapa de la galaxia |
Te has ido… Te has ido…
Pero por mucho que me lo
repita, que sepa a ciencia cierta que jamás volverás a mi lado, una parte de mí
se niega a creerlo. No después de ver que el destino parecía darnos otra
oportunidad. Despacio, cierro los ojos frente al ataúd vacío sobre el cual han
extendido la bandera de la Resistencia y me obligo a respirar hondo. Por más
que lo pienso, sigo sin entender qué ha pasado. Y sobre todo… ¿por qué?
Soy una ilusa, lo sé, y lo
era cuando te sugerí aquella estúpida idea hace dos días, antes de que
partieras hacia un destino inmerecido todavía. Pero, ¿qué podía hacer?
Reconozco que aún sonrío al recordar el momento en que lo cogiste por primera
vez en tus brazos, tu expresión, un amor infinito brillando en tus ojos azules
como el mar más hermoso. Algo que solo reservabas para mí; para el resto, tu
mirada era pícara, tu sonrisa a medias denotaba que siempre te traías algo
entre manos y tu actitud decidida era la que todos tus subordinados respetaban
y admiraban en ti. Claro que ninguna de ellas se puede comparar a la cara que
pusiste cuando te anuncié que estaba embarazada en aquel jardín colgante de
Naboo, después de habernos decidido por fin a enfrentar mi pasado y el de Luke.
Debíamos saber cuál era nuestra otra mitad, esa madre que nos separó al nacer
para que Vader nunca nos encontrara.
Sé que siempre he sido una
caja de sorpresas para ti pero, ¿qué quieres que te diga que no te haya dicho
ya? Yo tampoco hubiese soñado jamás que mi padre fuese mi mayor enemigo, pero
aún menos que sus genes se transmitieran a nuestra descendencia. Siento las
lágrimas deslizarse de nuevo sobre mis mejillas cuando pienso en él: Ben… mi
pequeño Ben. Sabía antes de que Rey me lo dijese que era él quien había acabado
con tu vida. Lo presentí, pues la Fuerza también es intensa en mí, siempre lo
supimos.
Rey… Sé lo orgulloso que
llegaste a estar de ella en el poco tiempo que os conocisteis. Y ella te admira
muchísimo, ¿sabes? No solo por tu reputación, sino como persona y no sé si como
algo más. Es posible que intuya mi Fuerza como yo intuyo la suya, y después de
que me contase su visión antes de partir a buscar a Luke, reconozco que temí
por ella más que nunca. Pero, ¿qué iba a decirle? Además, algo me dice que ella
será la que se enfrente finalmente a Ben y no quiero pensar en ello. A pesar de
todo, sigo creyendo que mi hijo debe estar ahí, en alguna parte. Que no todo él
es el monstruo en que parece haberse convertido. Aunque a veces, cuando me
supera la pena, no puedo evitar pensar lo contrario. Porque, ¿qué buen hijo
sería capaz de acabar con su padre?
Ay, Han. ¿Qué salió mal?
¿Por qué tenía que ser justo Ben la causa de nuestra desgracia y de que Luke
desapareciese sin dejar rastro? Por suerte R2 volvió a activarse en cuanto Rey
y los pilotos regresaron a la base. ¿Sabías que mi hermano escondió la mayoría
de los planos de su paradero en su interior? Siempre fue tan inteligente… Y sé
que nos lo ocultó para que Ben jamás pudiese encontrarle… Puedo sentirlo, Han. Lo
busca desesperadamente, y temo que le suceda lo mismo que a ti si lo encuentra.
Ben siempre ha sido muy fuerte en la Fuerza, como su abuelo. Y, ¿qué dirá Luke
si algún día puedo contarle que ya no estás? Aún recuerdo aquellos años en que
estabas celoso de él, y no puedo evitar reírme. Tras la batalla de Endor,
cuando me dijiste aquello de “cuando vuelva, no me entrometeré”, confieso que
morí de amor por ti aún más de lo que ya lo hacía. Es cierto que cuando te
conocí, jamás hubiese imaginado que terminaríamos como lo hicimos, ni en lo
bueno ni en lo malo. Aunque debo admitir que siempre tuviste ese punto
sinvergüenza al que me era imposible resistirme. Eras peor que un imán, pero no
me arrepiento de nada. Eso te lo aseguro.
Ya anochece y empieza a
hacer frío. No sé cuánto tiempo más estaremos aquí, pues la Primera Orden
conoce nuestro paradero, pero la medalla que sostengo entre las manos, aquella
que te entregué hace tantísimos años en Yavin y que deposité el día de tu
funeral sobre esta tumba, permanecerá conmigo para siempre. Recordándome lo mucho
que me has amado, y lo mucho que yo te he amado a ti.
Aún te quiero, y espero que
lo sepas allá donde estés.
Descansa en paz, general
Solo.
Hasta siempre, mi amor.
Sables de luz |
© Paula de Vera García
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Fotos: Wikipedia, la enciclopedia libre
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