Imagen facilitada por Laura Cabezas |
De pronto... el viento se apodera del lugar.
Las nubes compiten en Maratón hacia algún
incierto destino, donde dejarán de ser lo que son para ir a parar al mar.
Las hojas caídas revolotean sin control
queriendo alcanzar las blancas condensaciones de agua.
La gente acelera el paso huyendo del ocaso
pues es preludio de que otra gélida noche está al caer.
Mientras tanto, el viento sigue soplando con
fuerza, cada vez más y más. Tanto que invita a echar a volar por la ciudad.
Y así lo hice. Sobrevolé los veintiún distritos
de Madrid, seguidamente las sesenta y tres grandes ciudades de España. Después,
decidida, traspasé la frontera y visité los ciento noventa y ocho países del
Mundo, considerados como tal, políticamente hablando.
Poco a poco fui ganando altura... más y más y
más. Cuando quise darme cuenta estaba fuera de la atmósfera contemplando la inmensidad,
y en perspectiva, nítidamente allí estaban perfectamente dibujados, nuestros cinco
continentes. Nuestra Humanidad.
Somos setenta y cinco por ciento de agua, los
más trascendentales afirmamos que veintiún gramos de alma. Somos materia,
somos pensamiento, somos el bien y somos el mal, somos sensatos y a la par muy
necios, morimos de sed en un océano, incluso en un río de agua dulce. La
contradicción gobierna nuestra existencia. Somos alegría y tristeza, somos
ansiedad y serenidad, somos millones de submundos bajo un mundo y paralelamente
también dentro de nosotros mismos, somos carbono, hidrógeno, oxígeno y
nitrógeno, h2o y fuego. Somos deseo y
rechazo, somos amor y odio, ternura y agresividad.
Somos cautela e impulso, cuerpo y rostro,
somos valientes y cobardes, soñadores y conformistas, somos mujeres y hombres,
niños y adultos, somos profesionales y aficionados, vocacionales y resignados, somos
sumisos, obedientes o extremadamente dominantes y manipuladores.
Somos pacientes o nos consume la prisa, somos
blancos, somos negros, somos altos o bajos, rubios o morenos. La diversidad
entre nuestra especie es un abanico de posibilidades, somos placer o agonía, somos
guerra y somos paz, somos la noche y el día, somos hijos, somos padres, esposos
y abuelos. En gran parte del "globo", civilizados, aunque el comportamiento
social sea subdesarrollado.
Somos destructores y creativos. Somos...
Volamos con el viento o nos arraigamos a una
rama cualquiera, somos instinto, astucia o por contrario detenida reflexión, somos
sueño e insomnio, ilusión y decepción. Somos el huevo y la gallina, el "big bang" y apocalipsis, somos
ateos y creyentes, somos ignorantes o elocuentes, habladores y silenciosos,
tacaños y generosos.
Somos vida (encapsulada y expandida),
señores... No lo olvidemos.
© Laura Cabezas
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