Vega del río Guadalbullón. La ciudad de Jaén a la izquierda. |
Me
acuerdo...
de
esos campos ondulados,
donde
la vida y la esperanza
se
esparcían en el aire
cual
fragancia frágil.
Rodeada
de lanzas flexibles,
la
lira suplicaba airada
ante
un mar de grises
con
pies retorcidos y pardos.
Pacíficos
grises empujados hacia la mar
por
un céfiro azafranado y firme.
Como
un fulgor suave
apareciste
con tus gasas níveas;
tu
rosado velo flameaba
hacia
el pasado cual susurro
de
hojas sin nervaduras.
Y
como una mariposa enamorada,
la
luz de mi mirar sedujiste.
Recuerdo
tu amanecer
en
ese esmeralda
cuando
el zafiro discurría
como
un beso caído del cielo.
El
Cosmos orbitaba cual satélite
ante
ti, estrella de mi corazón.
Fui
el rebelde humo horizontal,
que
dispersa el tiempo
en
la noche maquillada
de
lunares profundos,
cuando
por mis ventanas
despertaron
y el verde
me
asesinó en púrpura.
Dormitaba
la casa muda
contemplando
mi hoguera abisal.
Sin
tu halo, sentí el vacío
de tu ausencia, que me aterró.
El
incendio ahoga los oteros
que
pasean, pensando en huir.
…Y un cometa fenece en lo oscuro.
© Antonio Portillo Casado
No hay comentarios:
Publicar un comentario