Muchacha dormida Johannes Vermeer, 1657 Museo Metropolitano de Arte, New York |
«Las grandes elevaciones del alma no son
posibles sino en la
soledad y en el silencio».
ARTURO GRAF
(1848-1913)
Poeta
italiano
Sobre el viejo lecho de seca
paja se encontraba bella, hundida
y reposada la Inspiración
dormida.
Eran tiempos de color malva y
el silencio en medio
de la clara noche callaba. Un
silencio roto por los claros
rayos de un incipiente alba.
Su suave energía desprendida
aportaba la estabilidad,
la sabiduría, la creatividad,
la independencia y la dignidad;
era un espectro lumínico
digno de sentir y admirar; todo lo
que ella alcanzaba y lo que a
su paso tocaba, lo hacía vibrar.
Silenciosa y bella, cada día
la inspiración dormida se
vestía de magia y misterio,
atravesando con su silencio
tormentosos días.
Fueron tiempos de color malva
los que sin querer la
envolvieron, fueron
nostálgicos y románticos tiempos
como relámpagos vividos.
Hoy la he visto de nuevo, los
tiempos habían cambiado
y sus colores con ellos,
pasando del malva a un
dorado bruñido.
Hoy, por fin, la Inspiración
dormida ha despertado
desvelando sus secretos
ocultos durante tanto tiempo bajo
su eterno silencio.
Atrás dejó el viejo lecho de
seca paja, y sus prendas;
sus prendas ya no son de
misterio y magia, sino de corrientes
de vientos y aires frescos.
© María del Carmen Aranda
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