Unos treinta
mil prisioneros ingleses, australianos, holandeses, americanos… bajo las
órdenes del ejército imperial japonés, comenzaron a construir durante la
Segunda Guerra Mundial un puente ferroviario que uniera el golfo de Bengala con
Bangkok y Singapur, en Kanchanaburi.
Muchos
murieron debido al maltrato, las enfermedades tropicales y los bombardeos
estadounidenses y británicos. Construyeron un total de cuatrocientos quince
kilómetros de vía.
Aproximadamente dieciséis
mil personas encontraron la muerte. Por esta razón, la línea fue llamada
«vía férrea de la muerte».
Hoy a nivel turístico se
visita el cementerio y se hace un recorrido en barca por el río que tiene la
friolera de seiscientos ochenta y ocho puentes. Al llegar al puente se toma el
famoso tren de la Muerte hasta la estación de Tamkrase. El recorrido dura una
hora y media aproximadamente. Takhilen es una parada del tren. Se puede hacer una
pequeña caminata hasta una cueva que fue alojamiento de prisioneros aliados.
En esta zona la tierra es muy
sana ‒como dijo nuestra guía‒ al ser volcánica. Cañas de azúcar, plataneros,
cacahuetes, maíz en dos colores, papaya verde, bebé maíz es chiquitico.
Exportan planta de jengibre y tapioca.
Primero se construyó un
puente de madera, luego el puente metálico con los materiales de otro
desmontado en Java, Indonesia, a unos tres kilómetros al norte de la ciudad de
Kanchanaburi, en la confluencia de los ríos Kwai Yai y Kwai Noi, estos dos ríos
forman el Mae Klong.
Puede cruzarse a pie, unas
plataformas permiten apartase para dejar paso a los trenes. El tren que conecta Thonburi a Nam Tok
franquea el puente diariamente.
Es
célebre por la novela del mismo nombre y la película basada en ella, del
escritor francés Pierre Boulle. Los hechos narrados son ficticios. La novela
ganó el Prix Sainte-Beuve en 1952. Y la película ganó siete premios Óscar,
incluyendo el de mejor película y el de mejor guion adaptado.
Hoy uno de los campos de
concentración es un Resort.
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