Tras elegir el encaje que
adornaría su vestido de novia, se quedó ensimismada pensando en el lugar
misterioso donde transcurriría su luna de miel.
¡Es una sorpresa! Exclamaba
su prometido ‒socarrón‒ ante cada pregunta suya.
A ella le encantaría ir a Venecia
y bailar un vals ‒ellos solos‒ en la plaza de San Marcos, o juntos bañarse en
las cálidas y cristalinas aguas del archipiélago de San Blas, o pasear por
Petra con la luna como único testigo.
Conocía estos lugares por los documentales
de la 2 de televisión española.
Su madre se le acercó
rompiendo el hechizo, la puntilla era carísima. Tendrían que buscar algo más
barato, quizás su futura suegra entre sus muchos retales… que por cierto ha
dicho que los invita a su aldea, es época de vendimia.
© Marieta Alonso Más
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