Te observo. Te observo sin creerme aún que esto sea real.
Estás embarazada. Vamos a tener un hijo.
Tu vientre se mueve y tú te
sorprendes, con esa dulzura y esa forma de sonrojarte que me vuelve loco. Sí,
nos lo han dicho repetidas veces. Es la primera vez que un humano y un hada se
unen, que tienen un hijo.
¿Y qué? ¿Quién dijo miedo?
Quiero que esto salga bien. Estoy deseando que llegue el día y podamos tener a
nuestro pequeño entre los brazos. Quiero estar a tu lado y besarte cuando eso
suceda para celebrarlo. Quiero ser feliz a tu lado más que nada en este mundo.
Cuando me preguntas cómo
llamaremos al bebé, no puedo evitarlo. Casi me rio. He pensado tanto en ello en
los últimos días que me sorprende casi que no te hayas dado cuenta. Cuando
escuchas mi sugerencia, me sonríes y me miras, con tanto amor que quiero
inclinarme a besarte hasta perder el aliento, hasta que el niño llegue si es
necesario. Te quiero, Elaine. Te quiero tanto que no puedo creer que esta vida
de ensueño sea real.
Mientras acaricias el
vientre abultado bajo la tela, me tumbo a tu lado y uno mi mano a la tuya. Es
nuestro. Será nuestro. Y no me importa cuánto tiempo pase. Él, tú y yo siempre
seremos uno solo.
Juntos hasta el final.
© Paula de Vera García
Imagen: CrisZeldris1.
Relato inspirado en Ban y Elaine de Nanatsu No Taizai / Seven Deadly Sins
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