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jueves, 3 de agosto de 2023

Amantes de mis cuentos: El regalo de mamá

 



 

Para que a mis ocho años fregar no se convirtiera en una pesada obligación mi madre me hizo un delantal con dos grandes bolsillos de un retal floreado que encontró en el fondo del armario.

Decía que era para proteger el uniforme del colegio y el vestido de los domingos. Me encantó. Era la primera prenda realmente mía, siempre heredaba los vestidos de una prima hermana algo mayor que yo.

Aún lo conservo. Tiene algunos remiendos, pero si no lo revisamos a conciencia parece nuevo. En él veo reflejada mi vida al completo. Con él aprendí a cocinar, a no quemarme cuando había que quitar la sartén del fuego y el bolsillo derecho sirvió para guardar mi primer jornal ganado como asistenta en la casa del alcalde.

Toda ufana se las di a mi madre. De un manotazo se libró de unas lágrimas que brotaron sin su permiso de aquellos ojos cansados. Puso las monedas sobre la mesa. Tomó la mitad para gastos de la casa, la otra mitad la volvió a dividir, una parte la introdujo en una lata de café Marcilla para imprevistos, hija creces muy deprisa y pronto necesitarás un par de zapatos. El resto lo guardó en una caja de galletas Royal Dansk que la mujer del juez de paz había tirado a la basura. Terminantemente prohibido tocar lo que allí se fuera ahorrando. Serviría para que pudiera estudiar.

En guerra aquel delantal sirvió para esconder lo que pillaba. Una vez robé patatas y allí fueron a parar. Otra vez fueron dos huevos. Los cuscurros no se cuentan como botín.

Han pasado muchos años. Pude estudiar gracias a los tirones de oreja de mi madre cuando en vez de estar ante un libro me iba a jugar con mis amigas.

Me casé y tuve una hija a la que enjugué lágrimas, lavé su cara sucia y limpié sus mocos con aquel delantal hecho por mi madre a la luz de un candil.

Hoy me ha pedido que se lo deje en herencia. Me lo quité bien despacio, era como si me desprendiera de mi propia piel. Y con voz quebrada le dije: Comienza a usarlo, ya, que te lo quiero ver puesto.

 

© Marieta Alonso Más

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