El gallo, la gallina y el pollo son las aves más numerosas del planeta. Omnívora e insectívora.
Se dice que la gallina fue el primer animal europeo que pisó el continente americano, dado que Cristóbal Colón embarcó gallinas en su segundo viaje. Las razones por las cuales Colón llevó a la gallina en su viaje fueron por ocupar poco espacio, su alimentación no era complicada y además producía huevos. Pero, hay antecedentes en Chile, antes de la llegada de los europeos, que confirman que ya existía la gallina mapuche.
El pollo, a nivel gastronómico, es muy apreciado. Ya sea por su bajo costo o por su valor nutricional el caso es que no hay semana que en alguna casa no se coma pollo, gallina y hasta gallo, aunque su carne sea más dura. Hace años, en mi casa, era la comida oficial de los domingos.
¿Quién no ha comido el rico pollo asado? ¿el picantón? ¿el tomatero?
Esta receta llegó de la mano de mi amiga Terete, a la que llamamos «gallina» por tenerle miedo a todo y por tener de mascota a un gallo que despierta a los vecinos con su cacareo todas las mañanas. No se enfada. Lo que nos instruye con que Esopo escribió una fábula, sí, esa de «La gallina de los huevos de oro». No la conoce, pues búsquela, que le va a encantar.
Ingredientes:
2 pechugas de pollo cortadas en cuadritos
2 Yogures griegos
1 Cebolla
1 diente de ajo
1/2 vaso de zumo de limón
3 hojas de albahaca fresca
Aceite, sal
Se doran los cuadritos de pechuga. Añadimos entonces la cebolla,
el yogur, el zumo de limón, la albahaca, el diente de ajo muy picadito y
salpimentamos.
Dejamos cocer unos quince minutos.
Se puede acompañar con arroz, patatas fritas o cocidas.
Opcional: Se puede pasar la salsa por la batidora.
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