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jueves, 27 de junio de 2024

MJ Pérez: Preguntas incómodas


 

La vida se compone de etapas. Si me preguntan a mí, de preguntas incómodas. Cuestiones que te quieren hacer responder a lo largo de tu vida y que, en ningún momento, quieres contestar pues pertenecen a tu intimidad.

 

En mi caso, cuando aún era una niña me preguntaban si seguía siéndolo. No entiendo esa malsana obsesión de saber si a una chiquilla le ha llegado su primera menstruación. Cuando me convertí en adolescente, las intrusiones versaban sobre si tenía pareja, que ya me diréis vosotros qué le importa a una conocida de mi madre si una chica a la que ha visto dos veces en su vida sale con alguien.

 

Tampoco me hizo gracia cuando la gente empezó a interesarse por cuándo me casaba. Porque hay que casarse, claro. Que ya no iba a ser una novia joven, menuda insolencia. Y cuando ya me convertí en esposa (nadie me ha preguntado si soy feliz que, puestos a preguntar, me parece una cuestión mucho más interesante) vino la pregunta actual y es, efectivamente, si vamos a tener descendencia.

 

¿Habrá una pregunta más incómoda, más maleducada y más insolente? Lo dudo. Porque la persona que pregunta no se ha parado a pensar ni por un segundo en la maleta que carga esa pareja. Hay muchas razones para no tener hijos, tantas como parejas y que alguien que no conoce esa circunstancia quiera indagar me resulta, directamente, una falta de humanidad y de educación aberrante.

 

En general, deberíamos de dejar de ser tan osados con los demás. No es plato de buen gusto que lo único que le interese al del frente sea tu útero, tu peso, cómo llevas el pelo, si estás muy pálida o muy morena o si has envejecido.

 

Así que, si dudáis en hacer o no una pregunta personal, no la hagáis. Es incómoda y no denota interés, solo falta de educación.

 

© MJ Pérez

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