El arte de los primitivos
flamencos. Retrato del banquero italiano, afincado en Brujas, Giovanni
Arnolfini y su esposa, fechado en 1434, que se encuentra en la National Gallery
de Londres.
Se dice que el propio Velázquez se inspiró en esta obra al pintar Las Meninas y La Venus del espejo.
Es una escena costumbrista. Una alegoría del matrimonio y de la maternidad.
La pareja aparece de pie en una pose que resulta muy teatral, quizás hasta poco espontánea y repleta de simbolismos. En la lámpara suspendida detrás de la joven pareja está encendida una vela, emblema de la fe en la que se unieron los contrayentes. El espejo redondo de la pared refleja a la pareja, a un clérigo y al propio pintor, que actúa como testigo. En el marco están representadas diez escenas de la Pasión de Cristo. El perrito terrier representa la fidelidad, el detalle del pelo es toda una proeza técnica y la fertilidad está implícita en las naranjas puestas a madurar en el alféizar de la ventana. Este cítrico era un lujo en el norte de Europa, y también de manera explícita, en el notorio embarazo de la desposada. Se sabe que la novia no estaba embarazada, sino que el vestido era la moda en aquel tiempo. El matrimonio no tuvo hijos. La cama representa el lugar donde se nace y se muere. Los zuecos esparcidos por el suelo, los de ella cerca de la cama, la dueña del hogar, los de él más alejados simbolizan que es el encargado de trabajar para llevar la prosperidad económica a la casa. Una suave luz penetra por la ventana, el recurso del espejo da sensación de profundidad.
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