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martes, 25 de noviembre de 2025

Ciudad antigua de Sigiriya (Sri Lanka)

 



Yacimiento arqueológico localizado en Matale, provincia central de Sri Lanka. La roca forma parte de una erupción de magma endurecido de un extinto y erosionado volcán. Es el cuello volcánico que se elena 370 metros sobre el nivel del mar. Sobresale por encima del llano circundante, visible en varios kilómetros desde todas las direcciones. Es elíptica y tiene una cima plana que se inclina gradualmente. ​

Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1982.

Ocultos por la maleza están los vestigios de la vieja y fascinante ciudad. Permanecieron en el anonimato hasta el siglo XIX, en que un oficial británico, H. Forbes, en 1831, la visita. Se limita a estudiar la base y alguna galería, pero no escala la roca por la dificultad que entraña.

En 1851, un escritor anónimo publica un amplio informe sobre su viaje a la antigua ciudad de Sigiriya señalando que la galería y la roca están enlucidas con una capa de yeso y cubiertas de frescos que representan principalmente leones. Son estas iconografías las que dan nombre a la ciudad.  Otra teoría es que una colosal estatua en forma de león fue la que le dio nombre al peñasco.

La roca no fue olvidada por los hombres. Así lo acreditan los llamados Sigiri graffitis que desde el siglo VI aparecen en sus paredes. Son antiguos poemas en lengua cingalesa que indican la influencia que la ciudad ejerció sobre la literatura y el pensamiento de la época. Estos graffitis figuran entre los textos más antiguos conservados en cingalés y denotan por su calidad un alto grado cultural.


Leyenda


El Maja-vansha, antiguo registro histórico de Sri Lanka, describe al rey Kassapa (siglo V) como el hijo del Rey Dhatusena, que asesinó a su padre emparedándolo vivo, y luego usurpó el trono que por derecho correspondía a su hermano Mogallana. Éste escapa milagrosamente de la muerte y jura venganza. Huye a la India.

Kassapa limpia de broza el peñasco, ordena levantar una muralla alrededor del mismo, construye una escalera para acceder a lo alto y edifica un palacio en la cumbre. La obra la completó con una monumental estatua de león. El lugar da la impresión de elevarse y quedar suspendido por arte de magia entre las nubes. Con el fin de expiar su crimen abraza la religión budista.

Entre tanto, Mogallana regresa de la India al frente de un poderoso ejército para vengar a su padre. Han pasado dieciocho años. Kassapa confía ganarle la batalla a su hermano. Para hacerle frente abandona sus refugios de la roca del León y se encara a campo abierto a Mogallana. Pero…, el elefante de Kassapa pierde el rumbo y entra en una zona pantanosa. Se da cuenta de la imposibilidad de avanzar por aquel pantanal y hace girar al paquidermo para buscar otro camino. Sus soldados al verlo regresar interpretan el movimiento como una señal de retirada. Kassapa grita desesperado, pero los berridos de los elefantes, el retumbar de las carretas, ahogan su voz.

Entonces se da cuenta de que está solo ante las tropas de Mogallana. Para evitar la deshonra y, con seguridad una muerte lenta y dolorosa, desenvaina su espada y de un certero tajo se secciona la garganta. Los cronistas aseguran que, Kassapa, con la sangre manando a borbotones de su cuello, alzó la espada y la devolvió a su funda.

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