Vista de la calle Mayor de Madrid |
La calle Mayor fue la
vía más importante en el Madrid de los Austrias. Hoy sigue teniendo gran
importancia por la cantidad de turistas y “los del foro” que la recorren. Comienza
en la Puerta del Sol y no acaba en la calle Bailén, sigue siendo calle Mayor, el tramo frente a la cripta de la Almudena hasta la Cuesta de la Vega.
Esta calle ha sufrido
dos atentados frustrados y dos mortales.
Uno con poco eco, se
realizó el 25 de octubre de 1878, Alfonso XII, ya viudo, volvía de asistir a un
Tedeum en la Basílica de Atocha. Pasaba a caballo, frente al número 93 de la calle Mayor , cuando un
sujeto de mala catadura disparó contra él por dos veces, pero sin acertarle.
Fue condenado a garrote vil.
El otro ocurrió el 13 de
mayo de 1906. Se celebraba la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de
Battemberg. Regresaba la pareja de contraer matrimonio en la iglesia de San
Jerónimo el Real, y cuando la carroza escoltada por plumas, corazas y sables pasaba
ante el número 84 de la
calle Mayor , desde una casa amarilla, el anarquista Mateo del
Morral lanzó una bomba escondida en un ramo de flores. Un cable desvió el
artefacto de su destino. Murieron veintitrés personas y un centenar de heridos.
Los monarcas salieron ilesos. Morral consiguió escapar pero cerca de Torrejón
de Ardoz fue detenido por Fructuoso Vega, al verse perdido, mató de un tiro al
guardia y se suicidó a continuación. Enfrente un monumento da cuenta de este
hecho.
Ahora los mortales. Al
final de la calle Mayor
está el palacio del duque de Uceda, uno de los más bellos de Madrid. La noche
del 31 de mayo de 1578, cinco espadachines asesinaron a Juan de Escobedo. Los
familiares de la víctima acusaron públicamente a Antonio Pérez como instigador
principal del asesinato. El rey dudaba porque Antonio Pérez era entonces su
hombre de confianza pero en la investigación salió a relucir los amores
clandestinos que mantenía Antonio Pérez con Ana de Mendoza, princesa-viuda de
Éboli. En los mentideros de la Villa y Corte se rumoreaban que también brindaba
sus amores al Rey Felipe II. Primero se encerró a Pérez en la actual casa del
Cordón y después en la casa de Cisneros, desde allí escapó disfrazado con el
traje de su propia mujer. También la princesa fue castigada. La encerraron en
la torre de Pinto.
El otro tuvo lugar en la
acera de los pares de la
calle Mayor , en el suntuoso palacio de Oñate. Fue la noche
del 21 de agosto de 1622. Reinaba Felipe IV y el segundo conde de Villamediana,
fácil poeta, aficionado a los juegos de envite, despreocupado y galán de altas
y bajas camas, que decía estar enamorado de la reina Isabel de
Borbón. Regresaba a su casa el conde acompañado del marqués de Carpio y al
bajarse del coche, desde el portal llamado de los Pellejeros salió un embozado,
que lanzó una estocada certera sobre Villamediana. El atacado aún tuvo valor
para desnudar su espada pero se desangró. El crimen quedó impune. En aquel
entonces se dijo: “el impulso fue soberano”. El palacio de Oñate daba vuelta a
una tenebrosa calle llamada “El callejón de la Duda”.
Fuera de lo macabro.
Calle Mayor de Madrid |
Hay
una casa, la número 75, donde vivió y murió Calderón de la Barca. Resulta ser
una de las casas más estrechas de Madrid. Está junto a la que fue la Farmacia
que servía a la Reina. La escenografía en el teatro y la música, adquirieron
con Calderón de la Barca, plena relevancia.
Un poco antes, en la
casa número 50, nació Félix Lope de Vega y Carpio, máximo exponente junto con
Calderón de la Barca y Tirso de Molina del teatro barroco español. Fue llamado
por Cervantes “Fénix de los Ingenios” y “Monstruo de la Naturaleza” por su
fecundidad literaria. Amigo de Quevedo, enemistado con Góngora y rival de
Cervantes, su vida fue tan extrema como su obra.
Yendo por esta calle hay
que mirar a derecha e izquierda, hacia arriba, hacia abajo, no pase de largo
ante la arquitectura de sus edificios. Sus variadas tiendas sirven de recreo para
la vista y el paladar. Algún que otro bolsillo cierra los ojos. Feliz paseo.
Fuentes:
. Azorín, F.: Leyendas y anécdotas del viejo Madrid. Editorial El Avapiés, S.A.
. Martín Fernández, Carmen: Madrileña de pura cepa.
. Martín Fernández, Carmen: Madrileña de pura cepa.
!Muy interesante! Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMe alegro chiquilla. ¿Cuándo me envías una colaboración? Besos
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