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miércoles, 1 de mayo de 2013

Amantes de mis cuentos: Amigos o enemigos


Justicia


Pancho, Toño, Kiko, Mongo y Paco, son amigos desde que empezaron a trabajar en la misma  Empresa. Pancho tiene coche. Desde hace veinte años les recoge en la Plaza de Cibeles a las seis de la mañana y les vuelve a dejar a las seis de la tarde en el mismo lugar. El tema de conversación favorito de los cinco es la pesca y una vez al mes se van todos en el coche de Pancho para disfrutar de ese pasatiempo.

Un sábado regresando a Madrid, felices, porque cada cual había pescado el pez más grande de su vida, tuvieron un pequeño accidente. Frenó de repente y el coche que venía detrás le besó. Se bajaron todos a ver qué había pasado y pudieron comprobar que todo estaba en orden, unos rasguños en el parachoques. Pancho por hacer un favor y porque su coche tenía más años que Matusalén, le dijo al otro conductor que no merecía la pena dar parte. Y no tomó ningún dato del contrario. Todos tan contentos se subieron al coche.

A la semana del golpe apareció Paco con un collarín.


¿Qué te ha pasado? preguntó Pancho.

Ya ves.

Preocupado quiso saber más. Y Paco le explicó:


Mi cuñado, un tío listo, que sabe mucho de seguros me aconsejó ir al Hospital. Allí dije que me dolía el cuello, engordé el dolor, bueno, exageré bastante, porque así, según mi cuñado, puedo tener derecho a una indemnización.

Vamos a ver Paco, para poder cobrar una indemnización tienes que denunciarme.

Sí, ya lo he hecho.

¿Qué ya lo has hecho?

Joder, Pancho, no sé por qué te pones así. Yo no voy contra ti, es contra el seguro. Tú eres mi amigo.

No podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Se quedó sin palabras. Nadie en el coche se atrevía a hablar. Llegaron y cada cual se fue a su puesto de trabajo.

A media mañana llamaron a Pancho de la Compañía de Seguros. Había tenido un accidente del cual no había dado parte y en el que resultó lesionado un acompañante. Juicio seguro. Por otro lado iban cinco personas cuando su coche era de cuatro plazas. No llevaban cinturón de seguridad como había comunicado el denunciante. Las nuevas normativas vigentes desde hacía una semana…

A Pancho le daba vueltas la cabeza, fue a preguntarle a un abogado de la empresa. La cosa estaba fea. Él no había sido el culpable pero no podía demostrarlo. Los hechos eran los hechos.    

A la hora de salida, allí estaba el del collarín junto a los otros, esperándole.


Paco, creo que de ahora en adelante será el Seguro quien te lleve.

Por el camino, Pancho explicó la situación. Se miraban entre ellos. Permanecieron mudos, para terminar diciendo que todos eran amigos que no podían tomar partido por ninguno.

Paco no se explica el enfado de Pancho. A él la Ley le ampara. Por otro lado si el dolor no es medible qué tiene de malo inflarlo un poco. Él es un trabajador. No le sobra el dinero. 






© Marieta Alonso Más

4 comentarios:

  1. Me alegro chiquilla. Vuelvo a darte las gracias por tus comentarios. Ojalá que un tercio de los que visitan y leen este blog, pusieran su granito de arena con una frase. Nadie sabe lo que anima un halago, una crítica constructiva, un saber que mis cuentos han llegado a quienes van dirigidos. Gracias por leer mis relatos, gracias por ser una fiel seguidora y proclamar a los cuatro vientos tus impresiones. Marieta

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  2. La historia está muy bien. Muy rizar el rizo. Un besito Marieta.

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