Hace dos mil años la arenga más orgullosa
era “Civis Romanus sum”. Hoy en el mundo de la libertad se hace alarde
de que “Ich bin ein Berliner”.
Hay mucha gente en el mundo que realmente
no comprende o dice que no comprende cuál es la gran diferencia entre el mundo
libre y el mundo comunista. Decidles que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen que el comunismo es
el movimiento del futuro. Decidles que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen en Europa y en otras
partes “nosotros podemos trabajar con los comunistas”. Decidles que vengan a
Berlín.
Y hay algunos pocos que dicen que es
verdad que el comunismo es un sistema diabólico pero que permite un progreso
económico. Decidles que vengan a Berlín.
La libertad tiene muchas dificultades y la
democracia no es perfecta. Pero nosotros no tenernos que poner un muro para
mantener a nuestro pueblo, para prevenir que ellos nos dejen. Quiero decir en
nombre de mis ciudadanos que viven a muchas millas de distancia en el otro lado
del Atlántico, que a pesar de esta distancia de vosotros, ellos están
orgullosos de lo que han hecho por vosotros, desde una distancia en la historia
en los últimos 18 años.
No conozco una ciudad, ningún pueblo que
haya sido asediado por dieciocho años y que viva con la vitalidad y la fuerza y
la esperanza y la determinación de la ciudad de Berlín Occidental.
Mientras el muro es la más obvia y viva
demostración del fracaso del sistema comunista, todo el mundo puede ver que no
tenemos ninguna satisfacción en ello, para nosotros, como ha dicho el Alcalde,
es una ofensa no solo contra la historia, sino también una ofensa contra la
humanidad, separando familias, dividiendo maridos y esposas y hermanos y
hermanas y dividiendo a la gente que quiere vivir unida.
¿Cuál es la verdad de esta ciudad de
Alemania? La paz real en Europa nunca puede estar asegurada mientras a un
alemán de cada cuatro se le niega el elemental derecho de ser un hombre libre,
y que pueda elegir un camino libre.
En dieciocho años de paz y buena confianza
esta generación de alemanes ha percibido el derecho a ser libre, incluyendo el
derecho a la unión de sus familias, a la unión de su nación en paz y buena
voluntad con todos los pueblos.
Vosotros vivís en una defendida isla de
libertad, pero vuestra vida es parte de lo más importante. Permitirme
preguntaros a vosotros como yo concluyo, elevando vuestros ojos por encima de
los peligros de hoy y las esperanzas de mañana, más allá de la libertad
meramente de esta ciudad de Berlín y todos los pueblos de Alemania avanzan
hacia la libertad, más allá del muro al día de la paz con justicia, más allá de
vosotros o nosotros de toda la humanidad.
La libertad es indivisible y cuando un
hombre es esclavizado ¿quién está libre? Cuando todos son libres, ellos pueden
mirar a ese día, cuando esta ciudad está reunida y este país y este gran
continente de Europa esté en paz y esperanza.
Cuando ese día finalmente llegue y la
gente del Berlín Occidental pueda tener una moderada satisfacción en el hecho
de que ellos están en la línea del frente casi dos décadas.
Todos los hombres libres, dondequiera que
ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombres libres, yo
con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”.
Berlín
11 de junio de 1963
11 de junio de 1963
John F. Kennedy, 35º presidente
de los Estados Unidos
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