Está situada dentro de la judería que tenía su propia muralla. Es en el siglo XIII cuando desaparece la cerca y el barrio judío se mezcla con
la ciudad.
El templo de Jerusalén es el primer antecedente de la
creación de las sinagogas. El pueblo de Israel cuando fue deportado a Babilonia
tuvo la necesidad de crear un lazo con este templo, de ahí su origen. Todas las
sinagogas se orientan en un eje Este-Oeste, de cara a Israel.
La sinagoga de El Tránsito fue construida entre 1357 y 1363,
según las inscripciones que aparecen en el propio edificio. Fue realizada por
orden de Samuel Ha-Leví, miembro de la comunidad judía que, entre otros cargos,
fue consejero y almojarife durante el reinado de Pedro I de Castilla.
En las Siete Partidas de Alfonso X aparece la prohibición de
erigir sinagogas, pero como también está escrita una provisión que permitía a
la Corona hacer excepciones a esta norma, Pedro I, agradecido por el apoyo y fidelidad
de los judíos de Toledo en su lucha por la recuperación de la ciudad, tras
estar bajo el control de Enrique de Trastámara, dio orden de realizar su
construcción.
A
través de las inscripciones histórica sabemos que se inauguró en el mes del
Tisri, acabadas las fiestas del Seder del año 5117, es decir 1357.
Los
Reyes Católicos la convirtieron en Iglesia de la Asunción o Tránsito de la
Virgen.
El
marqués de Lozoya ha escrito sobre esta sinagoga:
“…
El mejor ejemplar de un sistema
decorativo que triunfa en Toledo en el siglo XIV y que llevado por los alarifes
de don Pedro el Cruel se extiende a Sevilla. Apenas tiene contacto con lo
granadino, y en contraste con obras maestras del arte hispano-musulmán, las
analogías están, sobre todo, en la decoración común con el tronco almohade”.
Su
relación con lo almohade se manifiesta de manera palpable en la espléndida
techumbre de par y nudillo, con pares de vigas bajo la estructura sostenidos
por canecillos. Es un artesonado de alerce de los mejores de España. Su modelo
está en el artesonado de la mezquita almohade de la Qutubiyya, en Marrakech.
Una
nave diáfana de veintitrés metros de largo por nueve metros y medio de ancho y
diecisiete metros de altura. Es un edificio sencillo que destaca por su armonía
entre la horizontalidad y la verticalidad. El alzado se divide en dos plantas,
la primera es la zona donde se situaría la zona del rito y en la zona superior
todavía se aprecia la ubicación de las vigas que sostenían el lugar donde se
ponían las mujeres, que ocultas de los hombres por celosías asistían a la
liturgia.
El
muro del este, con gran decoración, tiene un hueco o nicho en el centro, es el
Hekal donde se coloca el Arón, un arca que guarda los rollos Sefarím que
componen la Ley Torah. A ambos lados del nicho las inscripciones laudatorias a
Samuel Ha-Levy:
“varón colocado en lo alto, ¡Sea su
Dios con él y lo ensalce! Ha hallado gracia y misericordia a los ojos de la
magna águila de enormes alas, hombres de guerra y campeador, el gran monarca
nuestro señor y nuestro dueño EL REY DON PEDRO”.
Delante
del Hekal, en el suelo, se ha conservado un rectángulo de cerámica alicatada,
único en Toledo in situ, resto de lo que fue el pavimento de la sala.
Réplica
de la fachada del palacio de Tordesillas es el muro del testero de la sinagoga.
En un alarde decorativo, la austeridad de aquella se convierte aquí en una de
las obras más ricas de nuestra Edad Media.
Las
yeserías de esta sinagoga se reparten entre dos maneras decorativas. Más
espontánea la primera enlaza con las yeserías de Illescas y Tordesillas. Más
virtuosa y formal, la segunda, se forma con aportaciones almohades y hojas
naturalistas. De la primera manera son los frisos superiores de El Tránsito.
Triunfa
en ella la plástica vigorosa de la ornamentación gótica. Los tallos
desprovistos de hebilla describen sendos grupos de espirales desarrollados a
uno y otro lado de un tallo central sostenido por una mano. El horror al vacío
hace que multitud de hojas y granos de uva ocupen materialmente los espacios
libres.
En
El Tránsito lo islámico y la flora gótica alcanzan un equilibrio perfecto.
Todo
ello enmarcado por los salmos de David, que en hermosos caracteres hebraicos,
corren paralelos a la decoración.
Fuentes:
Contreras, Juan de (Marqués de Lozoya): Historia del arte
hispánico. Tomo II, p. 453
Pavón Maldonado, Basilio: Arte Toledano: islámico y
mudéjar. Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Madrid 1973. Pp. 70 y ss.
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Fotos: Ángeles Alonso
Fotos: Ángeles Alonso
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