Fue
favorito de Enrique IV de Castilla, que le colmó de honores nombrándole
mayordomo y luego Duque de Alburquerque. Su rápida ascensión le granjeó la
enemistad de Juan Pacheco, marqués de Villena, cuando le desplazó como hombre
de confianza. Enemigos irreconciliables.
Procedía
de una familia de nobleza menor. Llegó como paje a la corte castellana pero debido
a una especial privanza con el rey y a las mercedes obtenidas ascendió convirtiéndose
en una de las familias aristocráticas más importantes de Castilla. Su hermano
Gutierre llegó a ser obispo de Palencia.
Entre
las prebendas recibidas figuran entre otras muchas las villas de Jimena, Saja, Aljares de Valdetiétar, Figueruela, La Calera, Colmenar de Arenas
que pasó a llamarse Mombeltrán, Ledesma, Anguix, Cuéllar, Alburquerque…
Escudo de D. Beltrán de la Cueva |
Se
le atribuían amores con la reina Juana de Portugal y corrieron cuchicheos, susurros, rumores, de ser
el padre de la princesa Juana, (llamada la Beltraneja) lo que provocó
conspiraciones de la nobleza. Fue destituido. La expulsión de la corte fue
breve. Se puso al lado de Enrique IV en la llamada Farsa de Ávila. Dio pruebas
de valor y lealtad al rey en la batalla de Olmedo, y al morir el soberano se
retiró a Cuéllar.
Más
tarde, desmintió con su conducta a sus impugnadores, al apoyar con decisión a
Isabel y Fernando en contra de los que defendían la causa de Juana, su supuesta
hija. Combatió tanto en la guerra sucesoria como en el asedio de Granada de
1491, en las filas isabelinas, donde se distinguió de modo especial.
Casó
en 1462 con Mencía de Mendoza y Luna, hija del marqués de Santillana y sobrina
del cardenal Mendoza. Tuvieron seis hijos. Quedóse viudo y se casó con Mencia
Enriquez de Toledo en 1476, hija del primer duque de Alba de Tormes. Tuvieron
un hijo. Contrajo terceras nupcias en 1482, en Cuéllar, con María de Velasco y
Mendoza, viuda de Juan Pacheco (El marqués de Villena revolvióse en su tumba). Tuvieron
dos hijos.
Además
tuvo un hijo natural con la mujer del alcalde de la villa de Cuéllar y otro que
los genealogistas españoles no reconocen con una portuguesa desconocida.
De
lo que se deduce que era un hombre de temple, con brío, tanto en el campo de
batalla como en las alcobas.
Murió
en su castillo de Cuéllar el día de todos los Santos en 1492.
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Gracias.
Bonita labor de clarificación de una figura maltratada por la mayoría de los historiadores (no olvidar que la historia es escrita generalmente por voceros de los triunfadores). Si triunfó en las alcobas distinguidas sería con el beneplácito de sus moradoras, lo cual hoy no sería visto como un deshonor para el seductor. Al parecer fue un hombre materialmente desgraciado, la viudedad pareció haberle perseguido. Su biografía recuerda un poco la del Príncipe de la Paz siglos más tarde.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarUna historia muy interesante, como todo lo que publicas. Gracias, Marieta.
EliminarGracias Blanca por tu comentario. Un abrazo
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