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lunes, 23 de noviembre de 2015

Brújulas y Espirales: Jane Austen "Orgullo y prejuicio"

Blog Literario de Francisco Martínez Bouzas

domingo, 17 de mayo de 2015

LA "PROFESIÓN" DEL MATRIMONIO




Orgullo y prejuicio

Jane Austen

Traducción de Marta Salis

Alba Editorial, Barcelona, 424 páginas

(Libros de fondo)



   No resulta fácil encuadrar a Jane Austen (1775-1817) en alguna escuela literaria o incluirla en un determinado período literario puesto que ningunos de los términos que suelen emplearse (“18th Century”, “Romantic”, “Victorian”) resulta apropiado para describir la obra literaria de esta gran escritora. Jane Austen es la excepción que convierte en semánticamente insuficientes a todas estas categorías. Y en buena medida porque, como ya había remarcado Virginia Woolf, Jane Austen nunca intentó escribir como un hombre.

   Orgullo y prejuicio (1813) no es posiblemente la mejor novela de Jane Austen, pero sí la más conocida. Un clásico de la narrativa inglesa. Junto con La abadía de Northanger y Sentido y sensibilidad forma parte de las obras de la primera época de la escritora, la de mayor espontaneidad y brillo argumental. Son las novelas en las que, ajena a la agitada situación política del momento, Jane Austen retrata  con sutil ironía a la pequeña burguesía rural de la Inglaterra de su época. Hilvana estampas que reflejan la intimidad del hogar, de la vida familiar, olvidándose de la vida profesional de sus personajes, ya que lo que a ella le interesa es contar su faceta más personal.

   En esa existencia de la clase media provinciana, la máxima aspiración de las mujeres consistía en hallar un buen consorte. Será este el tema nuclear de la mayor parte de las obras de la escritora. En la búsqueda del matrimonio apropiado, las protagonistas van superando errores y obstáculos a la vez que alcanzan la plena madurez. Es el perfeccionamiento en la “profesión” del matrimonio, tan presente como tema de fondo en Orgullo y prejuicio, novela en la que la escritora nos hace saber cómo las hermanas Bennet buscan el marido más conveniente, única meta real de sus vidas.

Portada de la primera edición de Orgullo y prejuicio
   En la Inglaterra finisecular del siglo XVIII y en una sociedad muy conservadora y tradicional, una pareja y sus cinco hijas cavilan que lo más importante es “casarse bien”. Un buen matrimonio supone ante todo lograr un marido con una buena posición social y económica. Lo que menos importa es su  educación, su moral, su inteligencia. Ni siquiera el despertar del amor. Un hombre con haberes será considerado por las familias vecinas propiedad legítima de alguna de sus hijas en edad de merecer.

   La novela denuncia con gran claridad  esta situación. Y lo hace además con maestría, elegancia y abundantes pinceladas de inteligente ironía. La trama novelesca se desenvuelve alrededor  de con quién y cómo casan las hijas y las reacciones de las familias delante de los escándalos y ocurrencias de las mismas. Y a través de esta trama, Jane Austen persigue una meta: enfrentar a la sociedad de su tiempo con la realidad una especie de espejo mágico en los que se puedan percibir todos los defectos y horrores de una clase social sin antifaces ni maquillajes. Su propósito, exteriorizado ya en el título de la novela, es oponer el orgullo al prejuicio, rompiendo así con los esquemas que aprisionaban el mundo que la autora conoce. Y justamente esa ruptura, esa ironía, esa denuncia que en definitiva realiza la novela, es lo que hace que Orgullo y prejuicio sea hoy considerada como una aportación importante dentro de la literatura feminista y progresista. Una exposición crítica de la situación de la mujer de la clase media alta en el conjunto del sistema patriarcal de inicios del siglo XIX.

   La escritora muestra un gran dominio de la psicología en la descripción matizada y profunda de sus personajes, de forma especial, la de los miembros de la burguesía inglesa a la que retrata con gran fidelidad. Un estilo único, cimentado en una excepcional capacidad de percepción, una sutileza que en ocasiones desconcierta al lector y un gran dominio de la ironía hacen de esta “alta comedia” uno de los grandes títulos de la literatura universal.



Francisco Martínez Bouzas


Jane Austen


Fragmento

“Jane se encontraba todavía muy mal, y Elizabeth no la dejaría hasta más tarde, cuando se quedó tranquila al ver que estaba dormida, y entonces le pareció que debía ir abajo, aunque no le apeteciese nada. Al entrar en el salón los encontró a todos jugando al loo, e inmediatamente la invitaron a que les acompañase. Pero ella, temiendo que estuviesen jugando fuerte, no aceptó, y, utilizando a su hermana como excusa, dijo que se entretendría con un libro durante el poco tiempo que podría permanecer abajo. El señor Hurst la miró con asombro.
-¿Prefieres leer a jugar? -le dijo-. Es muy extraño.
-La señorita Elizabeth Bennet -dijo la señorita Bingley-  desprecia las cartas. Es una gran lectora y no encuentra placer en nada más.
-No merezco ni ese elogio ni esa censura exclamó Elizabeth-  No soy una gran lectora y encuentro placer en muchas cosas.
-Como, por ejemplo, en cuidar a su hermana -intervino Bingley-, y espero que ese placer aumente cuando la vea completamente repuesta.
Elizabeth se lo agradeció de corazón y se dirigió a una mesa donde había varios libros. Él se ofreció al instante para ir a buscar otros, todos los que hubiese en su biblioteca.
-Desearía que mi colección fuese mayor para beneficio suyo y para mi propio prestigio; pero soy un hombre perezoso, y aunque no tengo muchos libros, tengo más de los que pueda llegar a leer.
Elizabeth le aseguró que con los que había en la habitación tenía de sobra.”

(Jane Austen, Orgullo y prejuicio) 

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