Al ladito de la Gran Via, en pleno centro de Madrid, está situada la iglesia de la Buena Dicha o de La Merced, histórica y hermosa, poco conocida, de estilo eclecticista, armónica fusión de lo antiguo y lo moderno, lo artesanal y lo funcional, distintos materiales y decoraciones desde yeserías y azulejos nazaríes a modernistas vidrieras de los Hermanos Maumejean.
El templo se edificó sobre
lo poco que quedaba del Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y Buena
Dicha fundado en 1564 para atender las nuevas necesidades de Madrid, capital
de la Monarquía Hispánica por deseo y mandato del rey Felipe II, una
Hermandad de Misericordia regida por la
Órden de la Merced, dedicada especialmente a atender a los pobres llamados
“vergonzantes”, que contaba, además del hospital, con iglesia y cementerio. Como
curiosidad, en él fue enterrada la famosa heroína del 2 de mayo, Manuela
Malasaña.
Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses por Eugenio Álvarez Dumont |
Con perfecta actuación durante siglos, llega un momento en que su mal estado hace necesario derribar todo el conjunto y en el amplio solar resultante se edifica el actual templo en 1914, con doble fachada, la principal en Silva y otra, muy pequeña, en la calle Libreros, calle muy concurrida hace no muchos años por los estudiantes que comprábamos y vendíamos los libros de texto usados, que entonces duraban muchos años sin cambios y pasaban de mano en mano. Abierta al culto en 1917, se amplía con convento a expensas de los marqueses de Hinojares, como recuerda una lápida inserta en una capilla, y por su interés arquitectónico e histórico es declarada “Bien de interés Cultural” en 1944.
Pero, sin ninguna
explicación, quizá por alguno de esos oscuros motivos difíciles de comprender,
en los años 90, la iglesia se cierra y en total abandono se convierte en una
especie de almacén de trastos viejos lleno de polvo y suciedad. Hasta que por
interés de la Presidenta de la Comunidad de Madrid y la notable labor de la
entidad “Recuperación del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid”, tras comprobar su mérito y su injustificado
abandono, tras laboriosos trabajos de rehabilitación, vuelve a recuperar su
antiguo esplendor, incluso mejorado pues la antigua y venerada imagen de la
Virgen de la Merced que anteriormente estaba incrustada en un machón de la
cúpula, ahora luce, sobre un trono de plata, en una capilla.
Afortunadamente un templo recuperado para nuestro deleite y
devoción.
© Isabel Martínez Cemillán
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