La
desesperación guía mis pasos.
Vapores de
alcohol nublan mis ojos
cegados por
el brillo de los vasos
que ahogan
de mi mente los despojos.
Y vago por
las calles sin sentido
en busca de
apoyos que no existen.
Apenas logro
mantenerme erguido
interrogando
a seres que no viven.
Penosa
imagen, sombra de mí mismo.
Llama que
ardió en jornadas sin descanso.
Ceniza soy
sin optimismo
en busca de
la paz de algún remanso.
¿Quién
podría auxiliarme en los desmayos?
¿Qué
lenitivo yo tomar podría?
Si la gente
me mira de soslayo
cuando a
voces mi pena gritaría.
© Ramón L.
Fernández y Suárez
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