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lunes, 1 de febrero de 2016

Amantes de mis cuentos: Guardia de honor

Ronda de noche
Rembrandt Harmenszoon van Rijn




Me llamo Guillermina y soy la mejor ladrona de Amsterdam, de Holanda y del mundo. En mi familia, robar, viene de antaño. El tatarabuelo de mi tatarabuelo comenzó este noble oficio y desde entonces todos trabajamos con denuedo y sin percances. Cada día nos lanzamos a las calles de nuestra ciudad y competimos para ver quién trae el mejor botín a casa.

Hoy entré en el mercado y con disimulo sustraje un gallo blanco y me lo colgué de la cintura. Salí tranquila. Nada más cruzar la calle, el pollero apareció gritando.

¡Al ladrón! ¡Al ladrón!, vociferaba aquel hombre mirando de un lado a otro. Se conoce que le achacó el hurto al hijo de alguna clienta.

Para pasar desapercibida, no tuve más remedio que esconderme entre los soldados que se disponían a comenzar la ronda. Y eso fue lo que me salvó, porque mientras buscaban a un pillo, me adentré por callejuelas marcando el paso de los soldados. Con la cabeza en alto no se percataron de mi presencia. Al pasar por las inmediaciones de mi casa, me escapé, pudiendo llegar a tiempo para que mi madre preparase la mejor cena que engullimos en muchos días.

Mis padres estaban tan felices que hasta pude repetir. La pequeña se había graduado con matrícula de honor en su primer día de faena.

Esa noche soñé que Alí Babá abdicaba en mí y me ponía al frente, de sus cuarenta ladrones. 








© Marieta Alonso Más

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