Foto: guiainfantil.com |
Lo que cambian los
pies. ¡Qué lástima!
Los de mi bebé son
comestibles. Vas acariciando cada uno de los deditos y es una delicia la
suavidad, casi bailan entre mis manos. Te los comes a besos. Le encanta que los
ponga dentro de mi boca e irlos sacando unas veces poco a poco y otras con brusquedad.
¡Qué ricos!
El padre nos mira
con envidia, algo de celos tiene, pero menuda diferencia entre unos pies y
otros. Me los presentó el día en que nos casamos y ya era demasiado tarde. El
dedo gordo le sobresale tanto que hasta el zapato toma cuenta de ello, el
meñique encaramado en el de al lado, hace que los tres restantes queden a un
nivel inferior.
No sé si los pies pueden
ser motivo de divorcio. Si empiezo a analizarle desde los pies hasta la cabeza
encontraré motivos más que suficientes para hacer las maletas, colocar al niño
en la cadera y salir por pies.
© Marieta Alonso Más
Me ha gustado mucho, me agrada tu manera de escribir, y me deja muy tranquila.
ResponderEliminarMe alegra chiquilla que te haya gustado. Un abrazo.
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