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lunes, 17 de octubre de 2016

Paula de Vera García: Las estaciones

Mosaico romano representando las cuatro estaciones.






Todos los años siento lo mismo.

Una estación pasa detrás de otra pero, a pesar de todo, de que cada vez parecen diferentes y los mayores dicen que el cambio climático está alterando el mundo en que vivimos, para mí las estaciones siempre tendrán un olor especial. Cada mes de diciembre, marzo, junio y septiembre, su esencia se escurre por el aire y llega a mis fosas nasales, susurrando en mi alma: “Ya estoy aquí”.

Primavera. Olor a sol, a buen tiempo, a manga corta y a árboles en flor. Si se respira hondo, se percibe cómo el invierno va quedando atrás y el buen tiempo se acerca, pero sin exceso de calor. Es época de libros, de pasear, de volver a nacer.

En verano llegan los olores a crema solar, a cloro y a sal. Recuerdos de infancia, amigos de apenas quince días con los que prometías cartearte todos los meses. Buffet libre, escenarios, actividades… Mar. Una partida de palas al atardecer sobre la arena, una colchoneta sobre la que tomar el sol en medio de las aguas tranquilas del Atlántico. ¿O era el Mediterráneo? En definitiva, ¿acaso importa? Eran vacaciones. A veces, Santillana. Otras, simplemente llenas de deberes. Pero, ¿acaso importaba? Eran momentos de familia, de cambiar de aires, de jugar, de pasear y de soñar.

En otoño se va perdiendo el sol y comienzan a caer las hojas de los árboles, pero también huele a cuadernos y libros nuevos, a lápices, a sueño por las mañanas yendo a trabajar o al colegio tras las vacaciones. Incluso diría que huele a ropa abrigada, a perfumes escondidos en pañuelos y cuellos de abrigo. A refugio en el abrazo del ser querido. A manta, película y sofá las tardes de fin de semana.

Y el invierno… Bueno, quizá suene tópico decir que huele a Navidad. Pero es cierto. Huele a frío, a villancicos, a chocolate con churros, a que se acaba el año y a que vienen los Reyes Magos. A roscón de reyes, a papel de regalo y a calor de hogar. A partidas de cartas, polvorones y champán.

Me gusta sentir que cada estación huele a algo diferente. Puesto que, así, cada vez que mi nariz vuelve a captar una de sus esencias, lo hace con una energía renovada; porque, un año más, el ciclo se ha completado, la vida sigue y podemos estar vivos para disfrutarlo en todo su esplendor.

Anillos anuales. Estaciones del año

3 comentarios:

  1. Esas sensaciones de las estaciones que describes Marieta, son muy lindas y ciertas para quienes estamos en el mundo y no como a otros, que tristemente pasan por él...

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    1. Esas sensaciones las describe nuestra compañera de Asociación y colaboradora del Blog, Paula de Vera. Muchas gracias por tus comentarios. Un abrazo.

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    2. Hola Antonio, me alegro de que te haya gustado mi relato :) un abrazo.

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