Las mujeres «Nacidas
del Mar»,
y
un pintor y la Virgen…
en la turística Garrucha
Hacía tiempo que no nos
asomábamos por estos bellísimos -y
confortadores-
rincones almerienses como son Mojácar y Garrucha que ahí siguen en la cumbre…
Monte luminoso el primero con sus casas empinadas y gentes venidas de cualquier
lugar del mundo, atractivo y variado, pesquero y con un pasado minero su vecino
mejor hermano, a tiro de piedra ambos. Oímos una vez que, por estas tierras,
nadie es extraño. Lo creemos. Hasta el castillo de Jesús Nazareno está de par
en par… ¡Faltaría más! Bueno, por la noche, pero casi, pues un día celebraron
en él dos bodas, sí, a pares, y pensamos que dormirían allí de lo a gusto que
andaban todos. Nos contaba una gentil señorita que fue construido en 1765, que
tenía todos los detalles como fortaleza y que, amén de otros, lo ocuparon el
Cuerpo de Carabineros y la Guardia Civil. En la actualidad, se ha convertido en
un espléndido museo, un mar de historia, muy visitado por escolares,
residencias de mayores o gentes del cine que tanto se han visto por aquí.
Del colosal monumento, a las afueras de
Garrucha, el itinerario es sencillo, como los garrucheros, claro. Vayamos,
primeramente, a visitar a la Asociación de Mujeres Nacidas del Mar. Tienen su
local, mejor una casa con una gran familia…. Más de cincuenta nos cuentan, y un
profesor de canto pues hoy toca ensayo. Y una feliz y guapa niña llamada Agnes
(de Dios, como en la película, y de estas buenas mujeres) de once años que no
vive cerca de ellas: está en Senegal. Es hija del hombre que les enseña a
cantar en la iglesia desde hace cuatro años, Jean Jacques Baté, y gracias al
esfuerzo de todas que le han conseguido un precioso traje blanco y demás
ornamentos ha podido hacer la Primera Comunión hace unos días.
Y nos lo cuentan así, sin
darle mérito…. Como otra señora, Antonia García González, que no habla de la
enorme Semana Santa con dos cofradías cuyos pasos causan asombro: Como el
Cristo del Perdón a quien llevan a hombros otras cincuenta mujeres. Y las siete
procesiones a cargo de la Real, Antigua e Ilustre Hermandad de Nuestro Padre
Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores que acaba de cumplir sus…
cincuenta años. ¡Ah! Y la joven del castillo, según nos dijo, también forma
parte de ella. Están orgullosísimas de su pueblo, de lo que ha crecido; y en lo
personal, no digamos, los talleres municipales les han supuesto una alegría que
creían perdida… sobre todo en no recordar penas o emigraciones a Alemania como
recuerda Martín, esposo de una de ellas, que, desde su «Hogar
del mar»
de
los mayores, suele acercarse a verlas cantar, o hacer encaje de bolillos (no
hace mucho viajaron a Almagro para un concurso con las ya famosas encajeras de
allí) o yoga donde lo pasan «como si estuvieran
faenando en la pesca». Fue este señor uno de los
veintitantos pastores que había en los años sesenta, y cuando lo llamaron para
trabajar en «Lawrence de Arabia», ahí
mismo en Carboneras, vio el cielo abierto -y
el tren- y
al poco estaba cerca de Berlín y lo sentiría por las ovejas… Nos dice al
despedirnos: «Lo que daría yo porque pudiera ver mi
padre la casa que tengo». Aquello se llenó de
rostros emocionados y alguien habla de un pueblecito de Francia -Tence- con quien está hermanado
Garrucha y comentan el recibimiento, «a
lo Berlanga» pero de verdad, que les hicieron hasta
con música y banderas. Ahora ya utilizan un hotel, pero al principio cada
familia iba a una casa.
Razón llevaba nuestro padre
cuando escribió en una crónica de los años setenta que «viajar,
además de conocer, es amar»… Pues vamos con otros
dos señores que hemos conocido. Uno es pintor y escritor. Félix Clemente Gerez,
y necesitaríamos más espacio para poder contar lo que ha hecho, hace y le queda…
Tiene un libro llamado «Gente brava»
dedicado a su Garrucha natal que es como… una gran película y rodada aquí que
es lo mejor. Exposiciones desde Vera o Macael -sí, la del mármol casi como el de Carrara,
dicen- a
Estados Unidos de América, Guadalajara, Florencia o Japón. En breve,
participará en una internacional en Mojácar. Así que o en otro viaje, o lo
cogeremos al vuelo…
El otro Francisco Flores Flores, es de Mojácar y vive en
Garrucha y sabe mucho de todo… Tiene una colección de fotos y periódicos con
sabor añejo de sus dos queridos pueblos que piensa donar algún día a organismos
culturales. De cine, bien: estuvo en la primera película rodada en Mojácar en
los años cincuenta, «Sierra Maldita» y
vio a Orson Welles degustar gambas y langosta cuando hizo por aquí una versión
de «La
Isla del Tesoro» en los sesenta. En fin, y
nos fuimos al gran puerto a ver a la Virgen…
© Lumigarmo
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