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lunes, 29 de mayo de 2017

Paul Cézanne (Aix-en-Provence, 1839-1906).

Autorretrato
(1879-1880)




Una de las figuras que más han influido en el arte contemporáneo, pero que, en vida fue ignorado por la crítica y el público. 

Estudió en su ciudad natal, allí conoció a Emile Zola, con el que trabó amistad. Por voluntad paterna se matriculó en la escuela de derecho. Poco después comprendió que su vida era la pintura.

En la casa de campo de su padre, el “Jas de Bouffan”, instaló su primer estudio, y en 1860, cuando Zola se trasladó a Paris, pidió permiso a su padre para ir con su amigo y estudiar pintura. No logró su deseo hasta el año siguiente en que se inscribió en la academia suiza para preparar el ingreso en la de bellas artes.

En el salón de 1861 le agradaron pintores como Cabanel, Gustave Doré, Meissonier, pero al ver en el Louvre obras de Caravaggio, Velázquez, Ribera y Zurbarán percibió la profunda diferencia que había entre unos y otros. 

Este descubrimiento tan importante para su carrera artística, le produjo una crisis, y, creyéndose incapaz de pintar regresó a Aix-en-Provence y aceptó un empleo en el banco de su padre.

En esta época pintó el retrato de su progenitor y del enano Achille Emperaire, amigo del pintor. En 1862 decidió volver a Paris.  Reanudó su trato con Zola y conoció en la academia a Guillaumin y Pisarro. Este encuentro fue decisivo, su estilo evolucionó en contacto con sus nuevos camaradas, especialmente Pisarro. 

Paul Cézanne se creó un estilo propio, al que llamaba “couillard”; un estilo desligado de las normas académicas, de toda escuela, de todo prejuicio.

En 1866 rechazaron su primer envío al Salón, hecho que se repitió en todos los envíos hasta el fin de su vida. Solo una vez por intervención de su amigo Guillemet le aceptaron una obra, que pasó inadvertida.

Por entonces conoció a la modelo Hortense Fiquet, de la que tuvo un hijo. Cuando estalló la guerra franco-prusiana (1870), Cézanne se hallaba en Provenza. Allí pintó numerosos paisajes y bodegones, en los que ya se aprecia la evolución de su arte; colores más vivos, pintura más fluida. Había asimilado el color como elemento constructor, no solo a base de contrastes, sino de fusiones, vibraciones y transparencias.

La casa del ahorcado. Auvers-sur-Oise (1874)
En 1872 regresó a Paris y pintó en Louvenciennes una serie de paisajes en compañía de Pisarro y otros pintores, todos ellos convencidos de la importancia de pintar al aire libre.
Vista de Auvers

De allí pasó a Auvers-sur-Oise, donde pintó “La casa del ahorcado” (1873, Louvre) que marca un rumbo en su pintura.  


Al año siguiente participó en la 1ª exposición impresionista con “Paisaje en Auvers”; “Una moderna Olimpia”…
Una moderna Olimpia (1873-74) 

A la tercera exposición impresionista (1877) envió dieciséis lienzos, que fueron acogidos desfavorablemente por crítica y público.

En 1884 se casó con Hortense. 

Por aquel tiempo Zola publicó “La obra”; Cézanne creyó reconocerse en el personaje del pintor fracasado, Claude Lantier, y rompió su vieja amistad con el escritor.

Después de la muerte de su padre se instaló en Aix, donde pintó numerosos cuadros de la montaña Sainte Victoire y naturalezas muertas. 
La montaña Sainte-Victoire (1905)


Su máxima aspiración fue la de unir en sus cuadros la vivacidad de la sensación directa -preconizada por los impresionistas- y el cuidado por la composición, el ritmo y la cadencia. 

Siguiendo esta tendencia se esforzó por representar la estructura fundamental de la naturaleza. Para ello empleó simplemente el color, prescindiendo del modelado y del claroscuro de la pintura tradicional. 

Pensaba que la forma y el color no eran elementos diferentes y precisó: “A medida que se pinta se dibuja… Cuando el color es rico, la forma es plena”.

Los jugadores de naipes

En 1895, Amboise Vollard organizó una exposición de obras de Cézanne, pero el artista no quedó satisfecho con la crítica favorable porque era evidente que no había comprendido su pintura.  En 1899 expuso en el salón de Independientes.  Su nombre empezaba a ser conocido. Jóvenes pintores como Emile Bernard y Charles Camoin, le pedían consejo.

Cézanne, que seguía viviendo en Aix, se trasladaba con frecuencia a Paris y pintaba en el bosque de Fontainebleau. 

El primer salón de otoño (1904) consagró su éxito. “Fauves y cubistas” empezaron pronto a llamarse sus seguidores, pues en la tendencia constructivista de Cézanne, en su rotunda afirmación de los elementos estructurales de la realidad (cubo, esfera, cilindro, cono), estaban en germen las intenciones estilísticas del cubismo, que adquirió  “estado civil”, -según Janneau-, al año siguiente de la muerte del pintor.

Las obras de su último período fueron –y son– consideradas por los entendidos como obras geniales. Sin embargo la consagración definitiva de Cézanne no se produjo hasta después de su muerte.     

Las grandes bañistas (1906)
Philadelphia Museum of Art 



Fuentes:
Enciclopedia Larousse

Wikipedia, la enciclopedia libre.  

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